Todavía estaba hablando, cuando llegó una multitud encabezada por el
que se llamaba Judas, uno de los Doce. Este se acercó a Jesús para besarlo. Jesús
le dijo: "Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?”. Mateo 26, 47-49.
No hay dolor más grande que el desprecio de los
tuyos, el rechazo de tu entorno, de tu gente y tus amigos. El olvido es consustancial a la condición humana e inexorablemente, el tiempo empuja al silencio y a la desmemoria, pero el
daño de sentirte traicionado por quien vivió tantas cosas a tu lado es infinito... hiere los corazones más poderosos con la daga del lamento, del odio y de la
vergüenza.