Hoy quiero tocar un tema relacionado con el mundo de la música cofrade,
que abordaré desde la perspectiva de mis propios gustos. Por ello, quiero dejar
claro que reconozco mi escasa –más bien nula- formación musical: no soy ni
pretendo ser un entendido de la música cofrade, ni siquiera he estado en
ninguna banda. Del mismo modo, les comento que sólo pretendo expresar mi
opinión musical, respetando los demás gustos musicales. Al fin y al cabo, y
como he señalado en alguna otra ocasión, el terreno de la música cofrade es
accesorio y secundario con respecto a lo verdaderamente importante de la Semana
Santa.
En cuanto al tema que nos ocupa, me voy a centrar en la música para
Cristo: Agrupación Musical y Cornetas y Tambores (especialmente este último).
El estilo de banda de música de los últimos tiempos, a mi parecer, ha supuesto
un salto de calidad con respecto a lo que había. Marchas como Mi Amargura (y
todas las de Ferrer), Hosanna in Excelsis, Al Compás la Cera Llora, Madrugá Macarena,
han supuesto, a mi parecer, un soplo de aire fresco en el estilo de composición
de palio que corría el riesgo de estancarse en composiciones diseñadas para
palios de los denominados “de bulla” olvidando la enorme poesía que encierra un
paso de palio y el valor del recogimiento que este puede llegar a causar con
otro tipo de marchas.