Tengo que abrirme paso entre el gentío para acercarme a ti, Señor;
necesito tu presencia, tu cercanía, mirarte a los ojos para que me llenes de
esperanza y para beber de tus pupilas la confianza y la fe. Preciso de tu
fuerza y por eso me hago un hueco en la inmensidad que espera tu paso, la bulla
que te busca con la mirada para inundarse de la fuerza que desprende tu esencia.
Hay quien aún pregunta quién eres, como aquél niño subido a aquella palmera que se cuestiona cómo es posible que un hombre a lomos de tan sencilla montura pueda generar esta expectación… cómo es posible que el universo se detenga a tu paso, cuál es la causa de la grandeza que respira quien te encuentra y que se siente sólo con observarte… hallando respuesta en la brisa que acaricia el alma… Tú eres el Mesias, el Mensajero del Cielo, el joyero de la gloria, el pergamino del Altísimo, el alfa y la omega, el hijo de Dios y del carpintero, Jesús de la Galilea, el Todopoderoso y el hombre que se ofrece al mundo para redimirnos y abrazarnos… el que gobierna toda la creación…
Hay quien aún pregunta quién eres, como aquél niño subido a aquella palmera que se cuestiona cómo es posible que un hombre a lomos de tan sencilla montura pueda generar esta expectación… cómo es posible que el universo se detenga a tu paso, cuál es la causa de la grandeza que respira quien te encuentra y que se siente sólo con observarte… hallando respuesta en la brisa que acaricia el alma… Tú eres el Mesias, el Mensajero del Cielo, el joyero de la gloria, el pergamino del Altísimo, el alfa y la omega, el hijo de Dios y del carpintero, Jesús de la Galilea, el Todopoderoso y el hombre que se ofrece al mundo para redimirnos y abrazarnos… el que gobierna toda la creación…