Una vez más, cito a la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium del Papa
Francisco. “prefiero una Iglesia
accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia
enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades”.
Tengo la sensación de que muchas veces las Hermandades (sus Juntas de
Gobierno) permanecen encerradas en sí mismas, elevadas a unos altares
imaginarios que ellos mismos han erigido. De nuevo olvidando que los únicos que
han de permanecer en los altares son los Sagrados Titulares de cada
corporación.
Es hora de hacer una reflexión conjunta. Para ello, hay que partir de la
base de que nadie, absolutamente nadie, está en posesión de la verdad absoluta:
todo son puntos de vista, distintas perspectivas de enfocar la realidad,
realidad cofrade en este caso. También es necesario y sano pensar que las
respectivas Juntas de Gobierno trabajan siempre por y para el bien de la
Hermandad correspondiente. Aunque a la vista está que esto no siempre es así y
muchas veces se busca el lucimiento personal, pero dejémoslo ahí, pensemos
bien.