Esta era la última frase que me dijeron el otro día 9 de mayo, por una de las calles de Córdoba, por donde transitaba la procesión que culminaba los actos del Cincuentenario de la Coronación Canónica de Ntra. Sra. de los Dolores Coronada, después de otras un poco más fuertes. Y viene esto a colación porque yo tanto en mi blog, como en el blog de Gente de Paz, que normalmente escribo todos los sábados puedo escribir y expresar lo que pienso y creo. No porque este “señor” un poco nervioso por el día tan festivo para su hermandad y para Córdoba, va a cambiar mi forma de ser y mi forma de entender este mundo y menos aun amenazándome, mi visión del mundo cofrade. Pero como muestra un botón y no hace falta que yo hable, cuando ustedes ya con sus hechos ya hablan por sí solos. Ni le doy la razón ni a unos ni a otros, sólo que estuve allí dos años y medio y vi cosas que no entraban en mi concepto y me marche. Lo que si es cierto es la pérdida de papeles de casi todos y lo peor de todo que nadie parece querer darse cuenta. Es triste que este tipo de acontecimientos empañen unos muy buenos actos en él debe de la hermandad para festejar su Cincuentenario. Pero como diría un famoso presentador de Telediario así son las cosas y así se las hemos contado.
