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viernes, 8 de febrero de 2013

El Misterio de Bernal para el Rey de Capuchinos

Antonio Bernal Redondo nace en la calle Postrera del popular barrio cordobés de San Basilio el día 13 de febrero de 1957.

Desde niño siente la necesidad de la creatividad, el contacto con el barro y el modelado. Convencido de su vocación, se gradúa en Artes y Oficios en 1976 y se convierte en asiduo visitante del estudio del maestro Amadeo Ruiz Olmos, su profesor.

Más tarde es la madera, quien despierta en él una pasión y sentimiento, por la que deja su trabajo y se lanza a la aventura de la IMAGINERÍA, de forma autodidacta, lleno de ilusiones y un sin fin de creatividad.


Entre los años 1988 y 1989 presenta unos bustos de la Virgen y San Juan además de unas cabezas de Angelitos en una exposición organizada por la Excma. Diputación de Córdoba que, por aquellos años, celebraba anualmente y ofrecía a los nuevos imagineros la oportunidad de darse a conocer.  De esta exposición sale el primer encargo, la talla en madera de un Nazareno para la localidad de Adamuz, Córdoba.

Incómodo ante todo lo que signifique ser protagonista de cámaras, entrevistas y reportajes, Antonio Bernal sigue abriendo su vida generosamente a cuantos desean acercarse a ella a través de su obra y disfrutando de su trabajo consciente del privilegio que supone ser uno de esos escogidos por Dios para representar su Pasión.

En 1994 la Hermandad de la Paz encarga a Bernal la composición y talla de las figuras para el nuevo misterio de su imagen Titular, Ntro. Padre Jesús de la Humildad y Paciencia.

Completado tres años después, representan el momento en el que Jesucristo es despojado de sus vestiduras para ser crucificado en el Monte Calvario. El grupo escultórico está compuesto por siete figuras: un Sanedrita, Simón el Cirineo, los dos ladrones (Dimas y Gestas), un sayón y dos romanos.

Encabezando el cortejo se encuentra la imagen del Señor a quien un Sanedrita le proporciona un poco de vino mezclado con hiel a la vez que un romano trata de despojarle de sus vestiduras. En un segundo término, semidesnudos, están los dos ladrones que van a ser crucificados junto a Jesús mientras Simón el Cirineo aguanta la cruz. Tras ellos un romano montado a caballo manda a un sayón alzar la cruz para que comience la crucifixión.


La preciosa anécdota de este magnífico Misterio es que la figura del Cirineo, el personaje evangélico que ayuda al Divino Salvador a cargar con el peso de la cruz, es un autorretrato del propio escultor.


Frontal. El sanedrita ofrece al Señor el cáliz mientras el soldado romano le despoja de la túnica.


Costero derecho. Se aprecia la escena en su totalidad.


Costero izquierdo. El Cirineo deposita la cruz en el suelo.


Detalle del sayón con la leyenda que culminará la cruz.


El sanedrita.


El Cirineo.



San Dimas, el buen ladrón.


Gestas, el ladrón que no se arrepiente.



El sayón.


El romano que despoja al Señor de sus vestiduras.


El romano a caballo.


El caballo.


El caballo sin terminar.






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