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miércoles, 27 de febrero de 2013

Flagelación

Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle. Jn 19,1

Hieren tu cuerpo con el látigo de la ira, la crueldad y la indiferencia y cada golpe que maltrata tu dolorida espalda lacera mi alma, haciéndola jirones. Ojalá pudiese con mi fe, detener el miserable brazo del verdugo que te ataca y que un ejército de ángeles descendiera de los Cielos, para hacer justicia con este sinsentido y los que lo provocan. Pero has venido para aguantar este castigo y enseñarnos que si Tú, siendo Dios, puedes soportar, en tu humildad infinita, esta inmensa humillación por cumplir tu mandato, del mismo modo las ovejas de tu rebaño debemos estar preparados para llevar la más pesada carga en defensa de la justicia y nuestras más profundas convicciones, porque vale más morir de pie que vivir cien años de rodillas…


El cuerpo te han destrozado
con látigos de tormento.

El Dios Hombre masacrado
por el soldado romano
que se jacta en la tortura,
teniéndote maniatado
con sogas de odio y locura.

Por curarme los pecados,
malherido y flagelado,
como narra la Escritura...
Jesucristo ensangrentado,
muere el mundo sin cordura.

Golpeando tus entrañas
el látigo del desprecio,
duele más el fondo del alma...
¿por qué pagas tanto precio
por tan sólo tu Palabra?

Guillermo Rodríguez


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