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domingo, 10 de febrero de 2013

Jesús Nazareno


Soledad y plata, marfil y caoba impregnando el cáliz de mis recuerdos. Agazapada mi alma en una esquina, observo pacientemente el avanzar de tu cortejo atravesando la oscuridad. Yo se, Nazareno, que el peso de mis pecados dificulta tu caminar. Por eso, Señor, cada vez que caes al suelo, mi espíritu se arrodilla a tu vera para secarte el sudor con el sudario de mis oraciones y limpiar tu rostro de la sangre del rechazo, el miedo y el olvido de este mundo ingrato por el que ofreces el mayor de los sacrificios… no hay mayor amor que el del que da la vida por los demás… y por un instante quisiera cambiarme por ti y soportar el castigo de plata que lacera tu espalda azotada… pero mi cobardía me devuelve a la realidad y comprendo que no puedo estar a tu altura… y sólo puedo permitirme lo que hago… acompañarte en silencio… entre mis pensamientos… y consolar el corazón de tu Bendita Madre Nazarena.



Entre una nube de incienso,
Viernes Santo Madrugada,
llevas la cruz del silencio
huyendo de las miradas.

No comprendo Padre Mío
la impotencia que padeces
ni el por qué de tu martirio
si el hombre no lo merece.

Llanto de sangre y de muerte
en los ojos de tu Madre,
la que llaman Nazarena
se muere en sus soledades.

Cruz de plata y de pecado,
de olvido y de sufrimiento,
cargan tus hombros cansados
por redimir a este pueblo.

Y llora San Agustín
cada gota de la sangre, Nazareno,
que Tú derramas por mí,
cargas la cruz en que vas a morir
pa’ hacerme un hueco en el Cielo.

Guillermo Rodríguez


Fuente fotográfica

En la calle Carchenilla, hoy de Jesús Nazareno, del barrio cordobés de San Lorenzo se documenta la existencia, anterior a 1490, del hospital de San Bartolomé, establecimiento asistencial con seis camas para pobres enfermos. El pequeño hospital y su ermita son propiedad de una antigua hermandad que en 1579 se convierte en cofradía de penitencia sin por ello abandonar su primitivo carisma asistencial, como lo prueban el mantenimiento del antiguo hospital o iniciativas como la creación de un refugio de pobres en 1629, para dar adecuado cobijo a los menesterosos, o el socorro a los más necesitados en la dramática carestía de 1737 y 1738. Hito el más importante de esta vertiente asistencial es el ingreso en la cofradía del padre Cristóbal de Santa Catalina el 11 de febrero de 1673, y la inmediata fundación de la congregación hospitalaria que hoy mantiene su espíritu de entrega a la pública utilidad.

En la fecha histórica del 21 de marzo de 1579 el obispo fray Martín de Córdoba y Mendoza aprobaba la Regla de los cofrades de Jesús Nazareno y del glorioso apóstol san Bartolomé,

Acerca de la fecha y autor de la imagen de Jesús Nazareno hay dos teorías o hipótesis de trabajo, basadas en apreciaciones sobre los rasgos estilísticos que presenta la escultura. En ambos casos se carece de base documental. Zueras Torrens afirma en el pregón de la Semana Santa cordobesa de 1980 que las características estilísticas se corresponden con las del escultor Andrés de Ocampo. Villar Movellán sostiene que la obra debe ser atribuida a Matías Conrado y la sitúa en torno a 1625. La fecha hay que descartarla ya que la escultura de Jesús Nazareno data de la época de la fundación de la Cofradía y con toda seguridad es anterior a marzo de 1613, fecha del primer libro de actas de los cabildos de la hermandad que ha llegado a nuestros días. En el supuesto de que hubiera sido ejecutada con posterioridad a 1613 vendría reflejado en las citadas actas por ser un hecho relevante.

La única aportación documental que hemos encontrado es el testimonio del capellán del hospital de Jesús Nazareno recogido en un inventario de bienes de la cofradía elaborado en 1728, en ella se informaba de que la imagen era del paso de la Columna y que estaba en la iglesia y hospital antes de que se fundara la Cofradía. Esta hipótesis tiene visos de realidad, ya que determinados rasgos de la obra vienen a confirmarla. En efecto, se trata de una imagen de cuerpo entero policromada y acabada en su conjunto en la que se representa a Cristo con sudario. La posición de la espalda y los pies, la inclinación del cuerpo, el tratamiento del cabello y la dirección de la mirada son algunas de las características que avalan el testimonio del mencionado sacerdote que, a la vez, aporta datos de tipo cronológico. La realización de la escultura sería anterior a 1579. En cambio, aparecen otros rasgos, como la corona de espinas labrada en la cabeza, que contradicen dicha tradición.

Durante el siglo XVII la imagen titular de la cofradía de Jesús Nazareno despierta un intenso fervor. El fenómeno traspasa el marco de la hermandad y se extiende a las distintas capas de la sociedad cordobesa. El fuerte arraigo popular del Nazareno se manifiesta a través de varios indicadores. Entre ellos cabe destacar la salida en procesión de rogativas en situaciones calamitosas provadas por sequías y epidemas.

A lo largo del siglo XVII la Santa Sede concede una serie de privilegios espirituales, tanto a la cofradía como a la imagen de Jesús Nazareno, que van a tener incidencia en el patente arraigo popular.

Unas décadas más tarde la Santa Sede concede un jubileo a todos los fieles que visitaren la imagen de Jesús Nazareno en determinados días.

Si bien las bulas actúan como una especie de revulsivo, la devoción a la imagen de Jesús Nazareno goza de una devoción popular con anterioridad a la concesión de los citados beneficios espirituales. Tenemos constancia documental de que la efigie titular de la cofradía se halla muy arraigada en la población cordobesa desde finales del siglo XVI. Forma parte del reducido grupo de advocaciones a las que se pide su intercesión en momentos difíciles durante el XVII.

Las devociones que despiertan un mayor entusiasmo en Córdoba a lo largo del siglo XVII se limitan a dos advocaciones marianas -Virgen de la Fuensanta y Nuestra Señora de Villaviciosa-, reliquias de los Santos Mártires, Arcángel San Rafael y Jesús Nazareno.

El fervor a Jesús Nazareno empieza a cobrar importancia al poco tiempo de aprobarse las reglas de 1579. En los años finiseculares tiene un indudable protagonismo corroborado por el hecho de la imagen salga en rogativa en situaciones calamitosas como sequías y epidemias.

La primera vez que tenemos documentada la salida del Nazareno es en la primavera de 1600. La sequía pertinaz que asola los campos motiva rogativas encaminadas a pedir la lluvia. Entre ellas cabe destacar la procesión organizada con la imagen titular de la cofradía que va acompañada por la de Nuestra Señora de Gracia, advovación mariana muy popular en el barrio de San Lorenzo.

La imagen fue restaurada en el año 1978 por Andrés Valverde Luján, Juan Reyes Molinay Enrique Hinojosa Catalán.

En la actualidad procesiona vestido con una túnica de terciopelo color morado con bordados en hilo de oro, mostrando motivos florales de gran belleza. La Cruz de plata que lleva sobre sus hombros fue realizada en 1860 por el platero Francisco Parias Álvarez, sus brazos son lisos, los cantos moldurados y dorados, las cantoneras son de rocalla con motivos pasionistas y, en el crucero, lleva un disco a cada lado, decorado con el león en uno y el cordero en otro.

Referencia histórica http://www.nazarenocordoba.com/

Recordatorio Buena Muerte


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