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sábado, 8 de junio de 2013

Costales para Su Divina Majestad

En nuestra ciudad es recurrente el comentario acerca de lo sublime que sería recuperar la visión de esa Maravilla del Lunes Santo, Remedio de las Ánimas Benditas, sobre costales de fe. Y todos soportamos la penitencia de imaginarlo año tras año, mientras perduran las ruedas bajo sus pies. 

Este Corpus, en Córdoba, hemos tenido la desagradable sorpresa de que después de varios años en que Su Divina Majestad nos regaló su Presencia a hombros de costaleros, el paso sobre el que se asienta la magnífica Custodia de Arfe ha recuperado tristemente las ruedas.

Hablando con cofrades de otras generaciones, a veces da la sensación de que llevar al Cuerpo de Cristo sobre costales fuese una novedad introducida recientemente para satisfacer a ese sector de jóvenes cofrades de la trabajadera al que con frecuencia se trata con cierto desdén. Nada más lejos de la realidad. Para profundizar en esta cuestión hemos solicitado a nuestro Blog hermano Hombres de Dios bajo las trabajaderas este magnífico artículo sobre esta materia que reproducimos a continuación.


Gente de Paz




La forma de llevar el paso de la Custodia, en la procesión del Corpus Christi de Sevilla


La fiesta del Corpus Christi fue instituida por el papa Urbano IV en el año 1264, sin embargo la celebración no fue acogida por toda la Cristiandad, a causa de problemas internos en muchos países. Será a partir del Concilio de Trento (1545 – 1563) cuando el hecho de sacar procesionalmente a la Eucaristía cobrará una nueva dimensión. En el referido concilio queda establecido que el culto eucarístico se celebrase: “con tanto esplendor y tanta alegría, que sirva para reflexionar a los separados”.

La fiesta del Corpus se celebró por vez primera en España en el año 1280 en la ciudad de Toledo. Dos años después, en 1282 se celebró en Sevilla. Durante el siglo XV su celebración se había generalizado y popularizado en todos los reinos españoles. La fiesta del Corpus está unida de forma inevitable al surgimiento de los autos sacramentales, que se representaron durante mucho tiempo, alcanzando su máximo esplendor durante los siglos XVI y XVII.

La celebración del Corpus Christi era en muchos lugares la festividad más importante del calendario cristiano. Desde Roma se alentaron las grandes celebraciones litúrgicas que contrastaban con la austeridad de las prácticas protestantes. Los españoles sumaron a la adoración de la Eucaristía una serie de festejos que convirtieron la celebración del Corpus Christi en nuestro país en algo único.

Las procesiones solemnes no eran más que una representación del poder de la Iglesia; en ellas figuraban con la mayor pompa las autoridades civiles y militares, el clero, los gremios, las parroquias, presidido todo por la custodia, en la que se situaba el cuerpo de Jesús Sacramentado.

No existe constancia documental suficiente de la celebración de la fiesta del Corpus Christi en Sevilla hasta mediados del siglo XV. Durante la segunda mitad de este siglo, al menos desde 1454, el cuerpo de Cristo se llevaba en un arca de madera, a semejanza del Antiguo Testamento. Hasta comienzos del siglo XVI no decidió el Cabildo Catedral sustituirla por una custodia en plata, que fue realizada entre los años 1504 y 1506. Sin embargo no debió satisfacer su realización, ya que se encargaron sucesivamente otras a lo largo de la primera mitad del siglo XVI.

A causa de que las custodias debieron ser paulatinamente cada vez más monumentales, es por lo que tuvo que ser llevada procesionalmente en un carro. Este hecho de llevar la custodia sobre ruedas no sólo está justificado por su peso y dimensiones, sino tal vez por la dinámica general de la procesión, ya que en el cortejo desfilaban otros carros. Entre ellos figuraba la “roca”, que era una plataforma sobre la que se disponían una serie de personas disfrazadas.

“La procesión del Corpus”. Manuel Cabral Bejarano, 1857
El año 1587 fue decisivo para la historia del Corpus sevillano. Después de siete largos años, fue entonces cuando salió por primera vez procesionalmente la monumental custodia realizada por el platero Juan de Arfe, siguiendo el programa ideológico e iconográfico realizado por el canónico y tratadista Francisco Pacheco. La nueva custodia tiene cuatro cuerpos, mide 3,80 metros y pesa 435 kilos, teniendo en cuenta la reforma del año 1668, tras la cual su peso aumentó en 113 kilos.

Como consecuencia de la presencia de la nueva custodia, el Cabildo Catedral se vio en la necesidad de tener que tomar una serie de decisiones. El Cabildo se celebró el día 9 de enero de 1587. En primer lugar se decidió que la custodia fuera llevada a hombros por una cuadrilla de hombres, lo que planteaba tener que elegir qué colectivo llevaría el paso. Se planteaba igualmente la necesidad de un capataz que mandase el paso, y el diseño de una parihuela para llevar a la custodia, para lo cual se formó una comisión.

El colectivo elegido para portar el paso de la custodia durante la procesión fue el de los miembros de la Hermandad de Nuestra Señora de la Granada, instituida en la capilla del mismo nombre, situada en el Patio de los Naranjos. Se trataba de cargadores del muelle, que trabajaban en la Gran Compañía del río. Estos primeros costaleros fueron inicialmente doce y percibieron ese primer año de salida la cantidad de 1 ducado cada uno, además de invitarles a almorzar. Para la procesión se les hizo unas botas de badana que costaron 11 reales el par.

Paso de la custodia durante la procesión del Corpus Christi. 1647.

El primer capataz del paso de la custodia fue el carpintero de la catedral Pablo de Torres, que cobró la cantidad de 6 reales por la realización de su trabajo. En el Libro de Adventicios de la Catedral encontramos la siguiente nota (nº293.Fol 54 vto. – 55.) “A Pablo de Torres, porque fue gobernando a la gente que llevó a la custodia, seis reales”. En el año 1590 sabemos que el capataz era Pedro Sánchez, quien contaba con dos cuadrillas que se relevaban cuatro veces durante el recorrido. Los costaleros percibieron ese año la cantidad de 15 rs, cada uno. En un expediente del Archivo de la Catedral encontramos un interesante manuscrito que hace alusión a la procesión del Corpus “Llévanle en hombros catorce hombres los cuales se remudan cuatro veces a diferentes trechos de la procesión del Corpus”.

El documento gráfico más antiguo que se conoce de los costaleros del corpus sevillano, fue descubierto en el Archivo catedralicio por el profesor Teodoro Falcón, el cual lo atribuye a Lucas Valdés a finales del siglo XVI. Se trata de un dibujo realizado sobre papel, con pluma y aguada marrón y roja. Al del documento aparece una leyenda en italiano “Facchini che conduceno la Custodia del Santisimo Sacramento nella processione che si fa ni Siviglia il giorno del Corpus Domini”, cuya traducción es: “Cargadores que llevan la Custodia del Santísimo Sacramento en la procesión que se hace en Sevilla el día del Corpus Christi”. Tradicionalmente a estos cargadores del paso de la custodia se les conocía en aquella época como los “facchinis”.

Los “facchini”. Documento perteneciente al Archivo de la Catedral.

Según el padrón de la ciudad de Sevilla en el año 1665 los cargadores del muelle suponían casi el 50% del ramo del transporte. Pero lo más significativo era el elevado número de inmigrantes que lo componían. Los primitivos cargadores del paso de la custodia durante la procesión del Corpus Christi, eran en su mayoría foráneos de Sevilla, asturianos, vascos, alemanes, italianos… y eran conocidos por el vulgo como “gallegos”. El hecho de que hubiese diferentes lugares de procedencia dentro de los cargadores, no choca con el término gallego, ya que este no es una denominación geográfica sino gremial que agrupaba entorno a ella a los denominados como mozos de cuerda o esportilla que eran los encargados de realizar los trabajos de fuerza y carga de la ciudad.

La historia de estos cargadores profesionales ha quedado impregnada en la nomenclatura del callejero del centro de la ciudad, calles como Placentines, Francos o Alemanes, no son más que el legado de estos personajes que tradicionalmente se dedicaban a los trabajos de carga y transporte. Estos gallegos vivían en unas condiciones infrahumanas, hacinados en los corrales del entorno de la plaza del Salvador, lugar de parada habitual de estos hombres, concretamente en los soportales de la plaza del Pan.

El hecho de que el paso de la custodia fuera llevado por costaleros no fue bien visto por los sectores más conservadores de la ciudad, algo que sigue siendo habitual en multitud de circunstancias, a pesar que desde el primer momento la acompañaban veinticuatro sacerdotes revestidos, que simulaban llevarla. En el primer tercio del siglo XVII uno de los principales defensores de esta forma de llevar la custodia fue el abad Alonso Gordillo. A lo largo del siglo XVII continuó la tradición de que los trabajadores del puerto siguieran llevando la custodia. En el año 1622 se abonó a Cristóbal Merino y compañeros, trabajadores de la palanca, por el trabajo de llevar la custodia 29,920 mrs. Del mismo modo estos miembros de la Hermandad de Nuestra Señora de la Granada seguían teniendo enterramiento en la capilla.

Resulta cuanto menos curioso como continuadamente se hace referencia al trabajo de los cargadores con los hombros, cuando se tiene constancia documental desde el siglo XVI de la utilización de costales por los cargadores del paso de la custodia de Sevilla, como se aprecia en el documento descubierto por el profesor Falcón. El trabajo no se efectúa sobre los hombros como se nos refiere continuadamente, sino sobre la cerviz, ayudándose en este caso de un elemento textil, como es el costal, que permite fijar el trabajo y por otro lado evitar el roce de la piel con la madera de la trabajadera.

La custodia del Salvador portada por costaleros en el Corpus del año 1916

El paso de la custodia en uno de los últimos años en que fue portado por una cuadrilla de costaleros, a su paso por la plaza de San Francisco.

Los miembros de la Hermandad de Nuestra Señora de la Granada fueron los encargados de llevar el paso de la Custodia en la procesión del Corpus Christi hasta el año 1925. Ese mismo año pocos días después de la celebración de la procesión, concretamente el día 23 de mayo, el Cabildo Catedral decidió emprender algunas reformas. Además de algunas modificaciones en el paso, se autorizó también a los señores mayordomos para que hicieran las gestiones necesarias, a fin de procurar para su transporte un personal más serio y selecto.

Desde el año 1926 la persona encargada de sacar el paso de la custodia será el capataz trianero Eduardo Bejarano Vélez, junto con su cuadrilla de costaleros, entre los cuales se integraba el legendario capataz Rafael Ariza Aguirre, que trabajaba el paso en el zanco izquierdo delantero. También se incorporó como capataz del paso de la Virgen de los Reyes, ya que el cargo era el de Capataz Mayor de la Catedral. Este será el capataz del paso de la custodia hasta la sustitución de los costaleros por las ruedas en tiempos del cardenal Illundaín, uno de los más nefastos que ha tenido la ciudad.

El 14 de abril del año 1931 se proclama en España el gobierno de la II República, con lo que ello suponía para el estamento eclesiástico en general. La situación de inestabilidad social junto a las ganas que desde hacía tiempo tenían el cardenal de suprimir a los costaleros, como consecuencia del mal comportamiento de estos durante la procesión, determinó que se instalasen las ruedas en el paso de la custodia. Esta medida afectó igualmente al resto de los pasos del cortejo dependientes del Cabildo, cosa que no ocurrió con el paso del Niño Jesús al pertenecer a la Hermandad Sacramental del Sagrario, por lo que este paso siempre conservó los costaleros.

En los años sucesivos se produce el Alzamiento y la posterior Guerra Civil que asoló a España. Durante estos años el Santísimo fue llevado en manos del cardenal, bajo palio, generalmente por el interior de la catedral y de forma excepcional por la lonja exterior. El jueves 8 de junio del año 1939 recién terminada la guerra el paso de la custodia volvió a salir a la calle, haciéndolo nuevamente con ruedas, tal como en la actualidad lo sigue haciendo.

Durante la década de los años noventa del pasado siglo XX, el Cabildo Catedral inició el proceso de sustituir paulatinamente las ruedas de los pasos del cortejo, por cuadrillas de costaleros. Asignando para ello cada uno de los pasos a una hermandad o grupo de éstas. Sin embargo, a pesar de haberlo anunciado algunos medios informativos, el Cabildo Catedral aún no se ha planteado sustituir las ruedas de la custodia.

Lo único que nos queda claro después de toda esta andadura por la historia de los costaleros en el paso de la custodia, es que durante cerca de 350 años el paso de la custodia fue llevado por costaleros, hecho incuestionable que debería recuperar su tradición.

Esto sí que es todo un espectáculo para la vista, señor Arzobispo

Seguidamente detallamos la entrevista publicada en el Correo de Andalucía en el año 2011, en la cual el Cardenal de Sevilla, Monseñor Asenjo, desvela su parecer acerca de la posibilidad del que el paso de la custodia volviera a ser llevado por una cuadrilla de costaleros.

"-¿Para cuándo la Custodia del Corpus con costaleros?

Responde:

-Es que... sería mezclar unas cosas con otras. Una cosa es la Semana Santa sevillana con sus peculiaridades y otra cosa es la procesión del Corpus, sobre la que tiene una responsabilidad inmediata el obispo y la Catedral. Yo no lo acabo de ver. Ciertamente, la tarea de los costaleros es hermosísima, es un honor el llevar sobre su cerviz la figura del Señor o de la Santísima Virgen, pero también tiene una pequeña connotación de espectáculo y yo no querría que eso se trasladara a la procesión. La procesión del Corpus es una cosa de otra índole. Ahí quien está presente no es una representación plástica del Señor o de la Virgen, sino que es el mismo Señor. Me gustaría que la procesión del Corpus se conserve con la piedad, la devoción y la unción religiosa con la que yo la he conocido en estos dos años.

No veo la Custodia con costaleros; tendría un punto de espectáculo".-

“Las ruedas del paso de la custodia”, tradición histórica de la ciudad de Sevilla, que el señor Arzobispo intenta conservar.

Nuestro arzobispo, más que un obispo auxiliar, a estas alturas, lo que necesita urgentemente es un equipo de asesores, que lo auxilien, para evitar meteduras de pata de esta índole.

Espectáculo en la procesión del Corpus, ¡claro mi arma! eso es lo que inventó la Iglesia en el Concilio de Trento

De verdad, nuestro arzobispo necesita rodearse como nuestros políticos de un equipo de asesores, que lo informe, que lo oriente, antes de tirarse a la piscina. Sigue resultando inconcebible, que la custodia sea llevada por un extraño artilugio con ruedas.

Probablemente estaremos todos equivocados y un armatoste con ruedas neumáticas, amortiguadores y volante llama más al recogimiento y la introspección, además de no ser ningún espectáculo, claro señor Arzobispo, porque eso como verdaderamente se llama aquí en Sevilla es “dar el espectáculo”. Además se celebran en Sevilla Corpus desde tiempo inmemorial, como son el Corpus de Triana, la Magdalena o San Bernardo… y todas sus valiosísimas custodias con su Divina Majestad, van con costaleros y aquello precisamente no es ningún espectáculo.


Gonzalo Lozano




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