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sábado, 13 de julio de 2013

Compostura Cofrade

Si algo he echado en falta en esta Semana Santa pasada por agua ha sido la compostura necesaria que debía haber habido en muchos. Evidentemente, a todos nos han dejado un regusto raro estos días lluviosos y de aguas torrenciales, que más parecían de Feria que de Semana Santa. A todos nos ha fastidiado, el no poder gozar con lo que llevábamos esperando tanto tiempo, y para lo que nos habían preparado nuestros cultos cuaresmales. Y todos hemos sentido una punzada de tristeza al ver nuestros pasos mudos y quietos en sus templos.

Pero aún así he visto y oído cosas que me han sorprendido por lo desmesurado. Y es entonces cuando la he echado de menos, cuando he buscado a la compostura y no la he encontrado por ninguna parte. Alguno dirá ¡vaya palabreja! Y le sonará a las cosas que dice su abuela. Como otras tantas cosas, se ha perdido el significado de un término que antes presidía nuestra Semana Santa.

Para deleite de sabios (...), diré que “compostura” es definida en el diccionario de la Real Academia como “modestia, mesura y circunspección”. Y desgraciadamente, las tres cualidades van faltando en nuestra Semana Santa hace bastante tiempo. Quizás en esta Semana Santa se han agudizado dejando patente una vez más como nuestra fiesta va camino de convertirse en un ente fosilizado en que la naturalidad se ha convertido en artificio; la espontaneidad en costumbre; y la fe sencilla en algo vacío y ritualista.


No es normal ni saludable ejecutar pasos de baile, como si de un curso del distrito se tratara, y que encima, la gente aplauda. No es de recibo que se hagan contabilidades y estadísticas de los movimientos y cambios de los costaleros como si estuviéramos en el circo. El lema de una cuadrilla no puede ser “más difícil todavía”.

No es normal ni saludable acompañar el paso de Cristo con música electroacústica ni meter con calzador a Stockhausen en nuestra Semana Santa. Este año, se han oído marchas dignas de figurar en el Festival de Música Contemporánea de Alicante (animo a sus creadores a participar en dicho certamen) ¿dónde están la mesura y el equilibrio? ¿dónde el buen gusto y el oído musical? Una marcha no es un concurso de resistencia en plan “a ver quien aguanta más sin soltar la corneta y sin ponerse colorao”.

No es normal ni saludable maldecir a Dios por la lluvia, preguntándose en plan apocalíptico “¿por qué nos hace esto?” cuando en esos mismos momentos en el otro extremo del mundo llevan una semana sacando muertos de entre los escombros de un terremoto y cuando en esta misma ciudad hay niños cuya Semana Santa se reduce a una visita (...).

No es normal ni saludable creerse Moisés en el Mar Rojo y pensar que las aguas se abrirán en cuanto salga la cofradía. Así nos va, arrogándonos poderes que no nos corresponden, y poniéndonos en el centro de la Creación, en lugar de colocar a quien es verdadero Rey y Señor de la misma.

En fin, que creo que para la próxima Semana Santa, si algún propósito debemos hacer, que sea trabajar la compostura. Y todo volverá a ser como era, sin adulteraciones ni mixtificaciones.






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