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jueves, 8 de agosto de 2013

Se disparan en Egipto los ataques a cristianos

Los miembros de la comunidad cristiana copta de Egipto han sido objeto de numerosos ataques desde el golpe de Estado militar del pasado 3 de julio, según ha informado la organización Human Rights Watch, que ha exigido a las autoridades que investiguen estos hechos -buena parte de ellos cometidos por los partidarios del derrocado presidente Mohamed Mursi- y ha denunciado la aparente pasividad de la Policía a la hora de evitarlos.

Desde el derrocamiento de Mursi se han registrado al menos seis ataques contra cristianos coptos en diversas provincias de Egipto (Luxor, Marsa Matruh, Minya, Norte del Sinaí, Port Said y Qena). En la mayoría de estos incidentes, los testigos han asegurado a Human Rights Watch que las fuerzas de seguridad no hicieron lo necesario para parar o impedir la violencia.

El incidente más grave se produjo el pasado 5 de julio, cuando varios vecinos golpearon brutalmente hasta la muerte a cuatro cristianos dentro de sus propias viviendas durante los enfrentamientos que estallaron ese día en la localidad de Naga Hassan, a diez kilómetros al oeste de Luxor, en el sur del país.

El detonante de la violencia fue el hallazgo del cadáver de un musulmán. Tras difundirse el rumor de que su muerte había sido causada por dos jóvenes cristianos, una multitud rodeó las viviendas de dos coptos y los alrededor de 60 agentes presentes en el lugar solo se animaron a intervenir y a controlar la situación cuando se produjo la muerte de los cuatro cristianos. Los agresores hirieron a otras tres personas y destruyeron 24 propiedades de coptos. Varios testigos consultados por HRW en Luxor y Naha Hassan aseguran que la Policía no hizo nada para poner fin a las agresiones contra los cristianos, que duraron cerca de 17 horas.

Sin intervención policial

El pasado 3 de julio, varios partidarios de Mursi saquearon e incendiaron la iglesia ortodoxa copta de San Jorge y la iglesia de Al Salé en la aldea de Delga, al sur de El Cairo. Los asaltantes hirieron a ocho personas -cristianas y musulmanas- y tanto la Policía como el Ejército no hicieron nada para proteger la iglesia de San Jorge, según el cura párroco. La mayoría de los cristianos de la zona han huido, según han declarado varios residentes coptos.

Ese mismo mismo día, varios partidarios de Mursi -vinculados al movimiento de los Hermanos Musulmanes- atacaron la iglesia de Santa María y asaltaron una comisaría de Policía en Marza Matruh, según testigos presenciales.

Los días 5, 6 y 11 de julio, varios asaltantes no identificados asesinaron a tres coptos, entre ellos un sacerdote, según ha declarado un testigo a Human Rights Watch y según han informado los medios locales. De momento se desconoce si estos crímenes han tenido motivos religiosos.

Aparte, varios hombres enmascarados atacaron el pasado 9 de julio la iglesia de Santa Mina en Port Said.

El único ataque por motivos religiosos en que intervino la Policía se produjo el 5 de julio en Qena, donde los agentes utilizaron gases lacrimógenos para reprimir a los partidarios de Mursi que habían intentado atacar una iglesia, según los medios locales.

«Alerta máxima»

«Las fuerzas de seguridad egipcias deben mantenerse en alerta máxima para impedir y poner fin a la violencia religiosa en el actual contexto de tensión y polarización», ha declarado el director en funciones para Oriente Próximo de Human Rights Watch, Nadim Houry. «Los dirigentes religiosos y políticos egipcios deben denunciar esta peligrosa escalada de la violencia confesional», ha advertido.














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