Nadie se esperaba el salto repentino de la reja tan temprano…El Simpecao de Almonte aún no había llegado ni a la explanada de la ermita.
Eran las 1:12 cuando la Señora se asomaba a la puerta. Después, los que ya llevamos mucho tiempo yendo a aquel suelo bendito, pudimos contemplar una estampa que no veíamos desde hacía mucho tiempo. La Virgen visitaba la Madre durante más de media hora. ¡Gracias Almonte por regalarnos esa estampa tan añorada por todos!
La Virgen fue recorriendo su recorrido habitual, deteniéndose ante todo aquel que quisiera mostrarle su amor bajo acordes de sevillanas. Especialmente recuerdo las sevillanas cantadas por dos niñas en la plaza de acebuchal. No iba visitando Hermandades, ni le rezaban las salves hombres de negro luto. Se la rezaban los miles de rocieros que allí nos congregábamos de nuevo alrededor de la Virgen.
Momentos destacables, cuando la Señora pasó delante de la Hermandad de Coria. Magnífico el altar dispuesto para esta ocasión. Su antigua carreta y un lienzo de la Reina Marismeña. Y por supuesto, su visita indiscutible a casa de las camaristas, donde se reza la salve.
Hay que decir, que hasta ese momento, la procesión se hizo un poco lenta, pero ni Ella ni los hombres de la Virgen tenían prisa. Ya en la calle Almonte pudimos verla con los rayos del sol…indescriptible momento, verla con el alba.
Después de despedirse en la casa de la Hermandad Matriz, la Virgen entró en la ermita alrededor de las 09.00 horas.
Gracias Rocío, por dejarme compartir contigo este momento, pero sobretodo, gracias también por cumplir el sueño de varios amigos y mi hermano.
Tú quisiste, que en algunos momentos, ellos sintieran tu costero en su hombro. Hombros, que lucharon, junto a los de tus hijos almonteños.
Ellos pudieron cargarte como Jesús cargó con la cruz.
Después de 200 años, tu pueblo volvió a estar contigo y lo demostró como siempre lo hace. A tu lado…, sin abandonarte jamás.
En tiempo de revueltas
Tú fuiste salvadora.
Por eso tu pueblo,
Por Ti, campanas dobla.
Dos siglos de gracias,
Dos siglos que te aman,
Dos siglos por los que Almonte,
Por Ti, se rompe el alma.
Por Rocío.
Por Ti, Señora.
Por Ti, Almonte entero
A tus plantas se postra.
Y te llevan en sus hombros
Bajo la noche estrellada.
Que aún siendo agosto,
Y sin ir de pastora,
Ni andar hacia el pueblo en volandas
Sales a las marismas
Como Reina Soberana.
Raquel Medina Rodríguez