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jueves, 26 de septiembre de 2013

El Papa Francisco, en «Cuatro Latas»

Su Santidad aparece desplazándose en uno de los populares Renault 4, que se dejaron de fabricar ya hace más de 20 años.

Es ya sobradamente conocida la apuesta del Papa Francisco por viajar en medios de transporte nada ostentosos. Como arzobispo de Buenos Aires viajaba en metro; tras su elección como pontífice se subió al autobús con el resto de cardenales en lugar de ir en coche, y ha renunciado a los Mercedes y BMW oficiales para escoger un sencillo Ford Focus como vehículo oficial. Además, el Papa ha expresado su rechazo a que los sacerdotes viajen en vehículos «último modelo». Incluso acudió a los garajes del Vaticano para inspeccionar si había coches de lujo.

Ayer dio una nueva muestra de su predilección por la austeridad apareciendo en un viejo «Cuatro Latas», el popular modelo Renault 4 que comenzó a fabricarse en 1961 y que dejó de producirse hace ya más de 20 años.

La agencia AFP ha distribuido este sábado una serie de fotos en los que el pontífice accede al asiento del copiloto en un «Cuatro Latas» de color blanco, conducido por una persona no identificada, poco antes de la vigilia de oración por la paz que ha convocado para hoy ante la tensión en Siria.

Además, el Papa ha estado charlando de forma distendida con una serie de fieles en la plaza de San Pedro, en uno de los accesos custodiados por la Guardia Suiza.

Hace menos de un mes, el pasado 9 de agosto, el Santo Padre se acercó a visitar la Carpintería y las calderas del Vaticano en otro coche muy sencillo, en aquella ocasión un utilitario de su mayordomo, conocido como «Sandrone».





La historia del «Cuatro Latas» del Papa Francisco

El coche, de 1984, es regalo de un sacerdote de Verona y tiene 300.000 kilómetros.

El misterio del «Cuatro Latas» está resuelto. El último y sorprendente «papamóvil», es un Renault 4 del 1984, con 300.000 kilómetros a sus espaldas, pero en buen uso. El Papa lo condujo personalmente el sábado pasado de regreso a Casa Santa Marta después de acercarse a una de las puertas del Vaticano para saludar a 50 peregrinos de Verona a los que la Guardia Suiza no había dejado entrar.

Dos horas antes del comienzo de la jornada mundial de oración por la paz en Siria en la plaza de San Pedro, la agencia AFP distribuía una serie de curiosas fotos en las que se veía al Papa subiéndose de copiloto en un viejo «Cuatro Latas», curiosamente de color blanco perla, típico de los «papamóviles».

El semanario italiano «Famiglia Cristiana» revela que el Renault 4 es un regalo del sacerdote Renzo Zocca, de 70 años, quien lo utilizó durante buena parte de los 25 años en que fue párroco del barrio obrero de Saval en Verona, «y nunca me dejó tirado». Lo recibió de segunda mano del vicepresidente del club de fútbol «Verona Calcio», del que fue capellán, y todavía lleva una pegatina del club.

Como Jorge Bergoglio siempre ha sentido pasión por los barrios periféricos, don Renzo le escribió el pasado 15 de julio para contarle su experiencia y ofrecerle un coche que testimoniaba sus años de trabajo en una barriada obrera en la que tenía que hacer frente a los traficantes de droga.

Para su sorpresa, el 10 de agosto el Papa le llamó por teléfono para darle las gracias y sugerirle que mejor vendiese el coche y entregase el precio a alguna obra de caridad. Según don Renzo, «Yo le respondí que ese coche lo había dado ya todo a los pobres, y le confirme mi propósito de entregárselo. Me preguntó si tenía otro coche, y cuando le dije que tenía otro más reciente, lo aceptó».

Cita con el Papa Francisco

Aparte de hacer sus propias llamadas, el Papa Francisco organiza personalmente sus citas, y así le dijo a don Renzo: «Espera que cojo la agenda. Sentí pasar algunas páginas, y me dice: ‘yo puedo el 5, el 6 o el 7 de septiembre a las 3, 4 o 5 de la tarde. ¿Cuándo quieres venir?’».

Así surgió la cita para el sábado 7 a las 3 de la tarde. Un centenar de peregrinos de Verona viajaron con el párroco para ver al Papa. El Renault 4, recién revisado, lo trajeron montado sobre una grúa, por si acaso…

Cuando el Papa llegó al lugar del encuentro, contiguo al Aula Pablo VI, don Renzo le dijo que la Guardia Suiza había dejado pasar sólo a 50 peregrinos por razones de seguridad, mientras que los otros 50 se habían quedado delante de la verja.

Según el párroco, «Su respuesta fue, ‘pues vamos allá. Nos subimos cuatro. Yo conducía. Él iba al lado, y detrás el mecánico Stefano y mi ayudante». ¡Imagine la emoción de los 50 peregrinos cuando vieron acercarse el R4 y que descendía el Papa!».

Al despedirse, junto a la verja, «yo le di las llaves y él se puso al volante. Me había dicho que él también había tenido un R4 y que nunca le había fallado. Le vi alejarse en ese viejo coche como si fuese la cosa más natural del mundo…».

El vehículo, recién revisado y en buen uso, tiene una doble alimentación a gasolina o a gas, así como el registro de coches de época, por lo que podría circular también fuera del Vaticano. La Gendarmería Vaticana espera que el Papa no llegue a hacerlo, y que continúe utilizando el Ford Focus azul, como pasajero.

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