Desde 1849 hasta mediados de los años 60 se celebró en Córdoba una procesión con los pasos en el orden de la Pasión.
El Vía Crucis Magno que, con motivo del Año de la Fe, se celebrará mañana en Córdoba, reunirá un total de 18 pasos de diferentes cofradías, ordenados según la estación del camino de la cruz que cada uno representa, con la única excepción de la Reina de los Mártires, que abrirá el cortejo. Este hecho histórico posibilitará escenas únicas que, sin embargo, cuentan con un precedente lejano: la procesión oficial del Santo Entierro.
En 1820 el Consejo de Castilla aprobó el decreto del obispo Trevilla que regulaba las procesiones de Semana Santa en la diócesis de Córdoba. Este decreto imitaba el promulgado en 1805 para Madrid, y básicamente reducía las estaciones de penitencia a una única procesión oficial, el Viernes Santo, en la que se incluían diversas representaciones de la Pasión en orden cronológico con un claro sentido didáctico. El decreto suprimió además el uso de hábitos nazarenos, palios, representaciones vivas de la pasión y figuras bíblicas.
El decreto de Trevilla establecía las imágenes que procesionarían en el Santo Entierro: los pasos de la Oración del Huerto, el de Jesús atado a la Columna, Jesús Nazareno, Jesús Crucificado, el Santo Sepulcro y Nuestra Señora de la Soledad. Fijaba también un recorrido concreto que, partiendo de la iglesia de la Compañía, llegaba hasta la Catedral. Sin embargo, la procesión del Santo Entierro nunca llegó a verificarse en los términos exactos dictados por el obispo. En los años inmediatos a su promulgación, simplemente no se celebró. Hubo de esperarse hasta 1849 para que el Ayuntamiento de Córdoba retomara el proyecto de procesión del Santo Entierro, financiándolo en gran medida, fomentando la participación de los distintos gremios de la ciudad y dotándolo de un carácter oficial.
Pero si bien siguió en líneas generales el guión dictado por Trevilla, nunca llegó a hacerse al pie de la letra. Prueba de ello es que en 1851, a las imágenes indicadas por el decreto se le añadieron la de Jesús Caído y las Angustias. A partir de ese momento, al corresponder su organización a la Corporación municipal en lugar de al Obispado, que se limitaba a aprobar la propuesta, las estrictas restricciones dictadas inicialmente se van relajando. Distintas imágenes se incorporan a la procesión oficial, como la de Jesús Preso, mientras que otras de similar iconografía se alternaban, como Jesús Nazareno y Jesús del Calvario.
Considerando como oficiales las procesiones del Viernes Santo hasta 1965, se puede extrapolar que la única imagen que ha acompañado siempre al yacente del Santo Sepulcro es, curiosamente, la que ha desestimado esta vez su participación: la de Nuestra Señora de los Dolores, que cerraba el cortejo a modo de Soledad. Le siguen el Cristo de Gracia con 68 acompañamientos; las Angustias con 62; Oración en el Huerto con 42, el mismo número que el Caído, a quien además acompañaba Nuestra Señora del Mayor Dolor; Calvario con 31; el Descendimiento con 25; Jesús Amarrado a la columna con 17; Jesús Preso con 15; Jesús Nazareno con 8, de las que al menos en dos ocasiones estuvo acompañado por la Dolorosa del hospital. El Rescatado representó a su Jesús Preso en dos ocasiones, y, como curiosidad, en 1886 el Amarrado a la Columna fue el que recibe culto en San Jacinto.
Tampoco es estrictamente novedoso el recorrido previsto para el Vía Crucis Magno, ya que, contraviniendo de nuevo las primeras indicaciones episcopales, el acceso a la Catedral se producía, según el año, por la puerta del Perdón o la de Santa Catalina, e incluso algunas veces se utilizó la Ribera y el Triunfo como rutas de acceso al recinto sagrado. La plaza de Las Tendillas formó parte también del recorrido común.
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| Procesión del Santo Entierro en Las Tendillas en el año 1934, con los pasos de Jesús Caído, Cristo de la Expiración, Virgen de los Dolores y el Cristo de Gracia, dispuestos para formar el cortejo |