La hermandad de la Estrella vive este fin de semana una doble celebración. La primera, la de más alcance, es la que tiene hoy a Córdoba de fiesta, el Via Crucis Magno; la segunda se reduce a un círculo más íntimo: se trata del besamanos de la Virgen, que se celebra mañana. Hay motivos, como se ve, para que en la cofradía no hayan sobrado las manos en los últimos días. Jesús Rodríguez Barberena, el hermano mayor, daba ayer cuenta de ello en la casa de hermandad, donde a media mañana se empleaba a fondo con otro grupo de cofrades para que el paso de Nuestro Padre Jesús de la Redención estuviera a punto para la cita de hoy.
«En el Via Crucis estrenamos las ropas de todas las figuras del Misterio y también se verán por primera vez los romanos, que estaban listos para esta Semana Santa, pero no salimos...», suscribía el máximo responsable de la corporación de la Huerta de la Reina. Junto a él, decenas de centros de flores, de claveles rojos y de iris. Los preparativos culminaron por la noche, cuando el Señor de la Pasión llegó el procesión desde el templo de San Fernando a la casa de hermandad.
Un frenesí parecido acontecía en el templo de Pasión, en San Basilio. Félix Pelayo, su hermano mayor, declaraba que «todo esto es extraño: salir en procesión con un tiempo muy diferente a la Semana Santa, pero es muy ilusionante, tenemos muchas ganas».
