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jueves, 17 de octubre de 2013

El origen del indulto que conceden las cofradías

La Real, Excelentísima, Muy Ilustre y Venerable Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno bajo la advocación de El Rico y María Santísima del Amor tiene su sede canónica en la Iglesia de Santiago Apóstol de Málaga; cada Miércoles Santo, la hermandad de devotos malagueña ostenta el privilegio de liberar a un preso de los tres que propone en colaboración con Instituciones Penitenciarias y la Audiencia Provincial, para que reciba el indulto del Consejo de Ministros unos días antes, generalmente, coincidiendo con el Viernes de Dolores. 

Según el relato tradicional, esta curiosa costumbre habría surgido en 1759 cuando la peste asoló la capital de la Costa del Sol. Los presos quisieron sacar en procesión la imagen de Jesús el Nazareno que se veneraba en un convento cercano para implorar la protección del Cielo pero las autoridades les negaron el permiso; aun así, los reclusos se amotinaron, lograron escapar de la prisión, hacerse con el Cristo y llevarlo en andas por los lugares más infectados. Cuando terminaron el recorrido, devolvieron el paso y regresaron a sus celdas sin que ninguno escapara. Días más tarde, la terrible enfermedad desapareció de Málaga. El corregidor informó del milagro al rey Carlos III y el monarca, conmovido, concedió a la cofradía la prerrogativa de liberar a un preso cuando llegase la Semana Santa.

Sin embargo, el origen de esta tradición aún puede remontarse otros tres siglos si consultamos las fuentes de nuestro Derecho Histórico. Fue el rey Juan II de Castilla –padre de la reina Isabel la Católica– quien aprobó la Ley del Perdón del Viernes Santo de la Cruz, en Valladolid, en 1447, tal y como se menciona en la Ley II del Título XLII con el que finaliza el Libro XII de la Novísima Recopilación de las Leyes de España mandada formar por Carlos IV en 1805. Aquella norma de mediados del siglo XV estableció las formalidades para que fuesen válidas las cartas de perdón que debían ir firmadas y selladas por el propio monarca, fijándose un límite de veinte perdones anuales.


A pie de página, la Novísima también cita un Decreto de Cámara de 30 de marzo de 1757 –es decir, fechado dos años antes de los milagrosos acontecimientos de Málaga– donde se previno, que todos los años se pidan á cada Chancillería dos causas de reos de muerte, y á cada Audiencia una, para los indultos de Viernes Santo; y que sean de aquellas en que no haya parte que pida, ni intervenga asesinato, robo, ú otro de aquellos delitos feos y enormes indignos de perdón por sus circunstancias.

Esta ancestral costumbre que conmemora la Pasión de Cristo perdura en la Justicia española desde hace más de cinco siglos y medio. Este año, por ejemplo, el BOE correspondiente al 22 de marzo de 2013 –que fue Viernes de Dolores– publicó veintidós expedientes del Ministerio de Justicia –Reales Decretos 194/2013 a 215/2013, todos ellos de 15 de marzo– por los que se indultó a otros tantos presos de diferentes prisiones españolas.









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