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martes, 29 de octubre de 2013

La Chicotá de Nandel: Recuerdos... contra la mala memoria

Hace unos días, pude contemplar en este blog una fotografía de mi Señor allá por el año 1943, probablemente la primera imagen que se tomara al Señor de Capuchinos tras su Bendición el 24 de Enero de dicho año. Esa foto, me trae muchísimos recuerdos de mi niñez.

Buscando en mi memoria reciente, veo a mi Señor de la Humildad y Paciencia (que no “HUMILDAD”, como ahora es conocido; a veces con golpe de pecho incluido) meciéndose costero a costero, suavemente... y revivo el calor que debajo de Él se experimenta cada Miércoles Santo.

Les aseguro que esa foto del 43 no difiere mucho de otras que podemos ver del Señor en los años 80, o incluso a principios de los 90. Y es que, para los que no le conocieran entonces (de fuera y de dentro de mi Hermandad) y los que estuvieran y hayan perdido la memoria, deben saber o recordar, que por aquél entonces, incluso en su propia casa, no tenía el Señor la capacidad de atraer multitudes de la que ahora goza. Era la Señora la que siempre estaba en pleno y constante auge.

Parece que han pasado cien años de aquellos tiempos en los que incluso podríamos decir, que el Señor iba siempre acompañado por los mismos, pasando sin despertar demasiada atención cada Miércoles Santo por las calles de Córdoba.

Un Señor, que veía como sistemáticamente, la mayoría de sus hijos acudían primero a rezarle a su Madre, para luego buscarle, en segundo lugar, y rezar postrados a sus pies... en aquél Camarín en forma de ojiva, de color granate, que no tiene más de tres cuartas de profundidad (yo diría que menos), y unas cuatro cuartas de ancho mal contadas.

Todo era diferente, muy diferente. Recuerdo un Miércoles Santo, -yo no tendría más de 12 o 13 años- una conversación de dos mujeres entre el gentío, casi en el giro de entrada de Capuchinos:

¡Hola! ¿Qué haces aquí? ¿No te ibas a la playa?
Si, pero primero, mi marido, ha querido salir a ver a la Virgen de la Paz, que siempre viene a verla, y así, que los niños también la vieran. A ver si pasa “esto” pronto, y viene ya la Virgen.

Pero los tiempos cambian, y en este caso, categóricamente para bien.

Allá por el año 1997, ni los asombrados propios, ni los extraños, (cuando el paso no estaba ni dorado) podían imaginar la increíble transformación que experimentaría la imagen de Nuestro Padre en su nuevo trono, coronado por la magnífica Obra de Arte que parió la gubia de D. Antonio Bernal Redondo, que no sólo no ensombrecía por su calidad de talla a la del Señor, sino, que se complementaban perfectamente, como si el Señor, siempre hubiese estado creado para ir acompañado de las figuras de D. Antonio.

Así, empieza a escribirse una página dorada para el Señor y por ende para la Hermandad, (que continua en la actualidad, y con más fuerza si cabe cada año) y que no ha dejado indiferente a nadie en el pueblo de Córdoba, y gracias a la inestimable ayuda de las Redes Sociales, (véase Youtube), en toda la geografía española... Si, en toda absolutamente, como me consta por amigos de toda la España Cofrade, que glosan la Majestuosidad del Misterio, la Elegancia, y sobre todo, de su andar costalero.


En el año 2002, comienza a acompañar a Nuestro Padre, (casi por sorpresa, a última hora) la Agrupación Virgen de los Reyes (Sevilla). Era, otro paso más en la consolidación del Misterio, y era otro reclamo más, para los que aún, no habían sucumbido a la dulzura de la mirada de quien reina frente al Cristo de los Faroles.

Como costalero, ya era difícil salir a respirar en cualquier relevo tal y como antes acostumbrábamos... y poco a poco se convirtió en casi imposible. La gente se agolpaba en cada calle, incluso en las que no eran consideradas como, "calles a tener en cuenta" durante el recorrido, tanto por el recogimiento, como por el andar de los Pasos, o simplemente por la belleza del marco en sí. El seguimiento al Misterio, y a la Hermandad, ya era pasmoso.

Cómo ha cambiado todo desde mi niñez... y cómo han cambiado algunos que me criaron o crecieron a mi lado en la Hermandad...

Mi primer artículo como columnista fijo y semanal para Gente de Paz está por todo esto dedicado a los que conozco desde hace pocos años en la Hermandad. Se sorprenderán seguro de lo que he hablado de aquellos años quien nos acompaña desde hace poco, por enamorarse de la Hermandad, del Señor o su Madre; por promesas; porque teniendo otra procedencia, han encontrado aquí su sitio; o porque han buscado una mal entendida grandeza, olvidando que venían a la Hermandad del Señor de la “Humildad” y Paciencia.

En este pasado Vía Crucis Magno de la Fe, se desbordaron todas las previsiones de una Agrupación de Cofradías, que salvó el evento como pudo... y lo digo sin reproches, pues todo llegó a buen puerto. Se desbordaron las ilusiones de muchos al ver a su Titular, acompañado por grandes bandas... pregunten en Santa Marina, San Basilio, o San Nicolás (hay Hermandades que tienen clara su línea a seguir y sobre todo, cómo se hacen las cosas, mantener las formas y la categoría). Para los hermanos de la Sentencia no fue un sueño pasajero, sino, el anticipo de una realidad, Dios mediante y si Sevilla lo permite, de tres años de disfrutar de la grandísima banda de cornetas y tambores del Sol, acompañando a su Bendito Titular.

Nos dejó muchas cosas este Via Crucis. Yo no acompañé al Señor, por tocar con mis compañeros, amigos, hermanos y soñadores musicales; y todo el que vino a verme, pregonaba y se congratulaba del “espectáculo” que era ver a MI Señor, acompañado por una Banda, venida de Cádiz, que sorprendió a muchísimas personas, tanto por su número de componentes, por su calidad, o su entrega.

Cuando llegué hasta su presencia, estaba posado antes del “Giro del Taurino”, y lo primero que hice fue rezarle. Me resultó raro, no sólo por estar frente a Él sin mi costal puesto o bajo el brazo, sino, por como le vi vestido precisamente en el día del Via Crucis Magno, (es sobradamente conocido que, según las escrituras, el Señor camino del Calvario, vestía una Túnica Blanca o Color Hueso, como hizo precisamente la Hermandad del Huerto cambiando la Túnica para la salida de su Titular). Sin embargo mi Señor me pareció apagado y oscuro, ataviado desde luego con una obra magnífica realizada en los Talleres de Salteras, pero que, en mi opinión debería ser utilizada en el camarín, o para algún que otro culto, no sobre su paso.

Cuando levantó el Paso de Misterio, todo lo que me contaron, se quedó musicalmente hablando en una minucia. El Señor pasó por mi lado, y sentí su mirada y el mismo calor que desde pequeño me regalaba, (Él siempre ha sabido entenderme, y nunca me ha recriminado nada que haya hecho con el corazón, y pensando en Él, aunque bien no saliera) y tras Él, no iba una Banda.

No sé, si trajeron el Levante de Tarifa, pero aquello, era un Ciclón Musical, por calidad y fuerza, por la entrega ya anunciada por los que me lo habían comentado. Detrás de mi Padre iba una de las Bandas llamadas de Primer Nivel, sin duda de las tres o cuatro elegidas del género.

Pero tras la tempestad llegó la calma, y con la calma las preguntas… ¿volveremos a Cornetas y Tambores?

Me ronda esto en la cabeza, tras escuchar a grandes amigos de la Hermandad, y a compañeros de trabajadera, decir que a ellos, no les importaría… incluso que deberíamos cambiar, pues lo vivido en el Via Crucis Magno, fue “espectacular”.

Yo nunca he ido a cenar a Ciudad Real con ninguno de los componentes de la Agrupación Musical Santo Tomás de Villanueva y tampoco he ido a tomar nada de lo que se toma después de las cenas con ellos, pero me consta, del cariño que muchos le tienen a estos músicos, y hablo, del cariño humano, personal.

Y me consta la preocupación que tienen muchos de estos músicos porque pudiese existir la posibilidad de dejar de acompañar al Humilde Rey de Capuchinos una vez finalizado su contrato en el año 2014. Estoy convencido de que carece de sentido esta preocupación, porque aquellos que les han demostrado tanto cariño, jamás les  privarían de lo que para ellos no es un contrato, sino un hermoso regalo que esperan con el mayor de los deseos.

Una Agrupación que me ha acompañado mientras escribía este artículo, con sus incontables marchas dedicadas a mi Señor, a mi Hermandad. Una Agrupación, que se ha ganado su trocito de cielo en la Plaza de Capuchinos, o del Cristo de los Faroles, donde todo sería extraño si fuera Miércoles Santo, y no les viera preparados para tocar detrás de Él.

Solo espero, que no volvamos a cometer errores, que hayamos aprendido, y recordemos todos, que las Bandas, vienen y van, y dejan anécdotas y vivencias personales si ha habido trato humano con sus componentes. Rescatemos los RECUERDOS... CONTRA LA MALA MEMORIA, y valoremos que hay personas detrás del Señor, que no sólo han sabido estar a la altura musicalmente de lo que este Misterio necesita, sino que han llegado a conseguir algo muy importante… ensamblar su música con el costalero, y el amor del costalero hacia su Padre, con el suyo mismo, pues ellos, con su Humildad y su música, son dignos de ser llamados hijos musicales del Señor de Capuchinos.

Gracias Hermanos.


Fernando Blancas Muñoz






Fuente Fotográfica





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