Esta claro que para la mayoría de los Cofrades y todo aquel que se impregne del mundo de la Semana Santa tiene como referencia la Semana Santa de Sevilla. La capital hispalense actúa como epicentro y centro universal de todo lo que este relacionado con las Cofradías. Nos entran por los ojos el estilo de sus pasos, forma de andar, las marchas y sones de sus Bandas, que capillita no ha visto en el portal de You Tube el paso de una Cofradía por la plaza de La Campana y se ha quedado prendando y como esos comentaristas que todos conocemos ya su voz, exaltan, manifiestan y nos “venden” a Semana Santa de Sevilla en cada uno de sus detalles. Solo basta con la Madrugá del Viernes Santo, que a pesar de que haya multitud de procesiones en diferentes lugares, para los Cofrades de todos los puntos de Andalucía parece que solo existe la que se ve en Canal Sur.
Quizás algunas veces empezamos a girar sobre ese epicentro sin parar, queriendo copiar absolutamente todo lo que vemos y olvidando en ocasiones nuestro propio patrimonio, nuestra idiosincrasia y nuestras formas. La grandeza de la Semana Santa esta ahí, precisamente en las formas, ¿no sería un poco aburrido que todas las semanas santas de todas las ciudades de nuestra comunidad fueran iguales? ¿Dónde estaría la riqueza?
Creo que Sevilla tiene bastantes argumentos para ser ese epicentro referencional, uno de los puntos que hacen que la capital andaluza tenga la admiración de todos, es la puesta en valor de su propia Semana Santa y de eso si debemos copiarnos, en poner valor nuestras propias formas e idiosincrasia en nuestras respectivas ciudades. ¿Acaso los Malagueños dudan de sus tronos o los gaditanos del andar de los costaleros? O vayan a Lucena, nos podrá gustar mas o menos, pero tienen su sello propio gracias a la Santería y como se organizan para el tema de las cuadrillas de los Costaleros o también el estilo orfebre de la Semana Santa lucentina. O vayan a Puente Genil a escuchar las Saetas Cuarteleras, a Baena, donde todo gira alrededor del tambor. O a Doña Mencía a escuchar el canto de los Pregones que narran la Pasión de Cristo en directo y así un largo etc en nuestra provincia.
La riqueza de la Semana Santa esta en sus matices y sus propios caracteres, de Sevilla podemos “copiar” todo lo que deseemos, guardando nuestra idiosincrasia, pero ya que estamos puestos “copiemos” esa forma de poner en valor lo que tienen. El sevillano posee el arte de que nos entren por los ojos el más ínfimo detalle de cualquier Cofradía. Y el que no sea Sevillano, agacha un poco la cabeza, cuando no conoce hasta donde pueden llegar los resquicios de la Semana Santa de su tierra.
No olvidemos que el Gran Poder lo hizo un cordobés y muchos no lo recuerdan, parece que Juan de Mesa era sevillano, muchas de las marchas que suenan en plaza de La Campana son obra de paisanos, como Pasa la Virgen de la Macarena de Pedro Gámez Laserna, Valle de Sevilla de José de la Vega, composiciones de Enrique Báez, Alfonso Lozano, etc. Que le pregunten a la Banda de Maestro Tejera, cuantas marchas de su repertorio tienen un tinte cordobés.
En el tema musical es de reconocimiento y agradecimiento la labor que esta realizando la Banda de Música de la Esperanza de nuestra ciudad, dándole difusión al patrimonio musical cordobés y al mismo tiempo poniéndolo en valor, que es lo que se trata.
Por querer extrapolar, olvidamos nuestras raíces, nuestro propio patrimonio y las cosas pierden totalmente su sentido de ser. Con este artículo no pretendo infravalorar la Semana Santa de Sevilla, yo soy el primer admirador de la misma y de la ciudad hispalense, lo que pretendo es que los cofrades sepamos darle la importancia necesaria a la Semana Santa de nuestra ciudad.
Antonio Jesús Capote Barba