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lunes, 18 de noviembre de 2013

El Viejo Costal: Clase y clases….

Lejanos quedan los días en los que la sociedad interpretaba que las acciones de un individuo solo, eran la unidad básica de la sociedad, como si este fuera su átomo, no olvidando con ello que la verdadera naturaleza de las sustancia es su átomo, pero que el mismo es invisible como tal, que para ver, tocar, usar, y conocer claramente una sustancia y que la misma actúe, en realidad hacen falta tener varios cientos de millones de átomos.

Hoy en día los benefactores desinteresados, mecenas, colaboradores que en otras fechas han sido tan valorados en las hermandades, en realidad en la actualidad, además de ser un “avis raris”, no son sujetos válidos para estas entidades que desde sus estatuto marco son declaradas “asociaciones públicas de fieles con personalidad jurídica pública…”

Son, le pese a quien le pese, “públicas” quedando ya lejanos aquellos días de quienes creían y aplicaban que su hermandad era un coto cerrado, donde la jerarquía social era la que era, dejando claramente separadas las “clases sociales”.

Y a pesar de todo, estas entidades históricamente han sido gobernadas de forma democrática, a pesar de que el entorno social fuera totalmente contrario, los hermanos en sus distintos estamentos, pero especialmente en los cabildos generales, en los ordinarios o extraordinarios, sin tener para nada en cuenta las clases sociales de los asistentes, dirimían primero discutiendo y después votando, de forma ejemplar, las actuaciones que emprenderían la junta de gobierno, léase la hermandad en el ciclo siguiente.


A pesar de todo esto, algunos elementos se alzaban como mecenas de su hermandad, colaborando la más de las veces de forma económica, donando algunas veces enseres para las benditas imágenes de sus titulares, o llevando mano de obra, por ellos pagada, a realizar distintas labores, incluido el portar los pasos en sus salidas procesionales, y estaciones de penitencia.

Esta figura romántica, ha quedado difuminada y prácticamente perdida en la actualidad, más bien al contrario, ahora vemos como algunos “mecenas hermanos” sin clase, reclaman lo entregado a su hermandad, llegando incluso a la demanda judicial de las partes, y la solución al problema por parte de un juez, bajo el dictamen de la correspondiente sentencia.

“Es mester ver” que decía mi centenaria abuelita, pero es muy normal en la actualidad, que el mecenas pase a ser una especie de prestamista que adelanta su dinero, pero que siempre reclama las cantidades adelantadas, independientemente de lo que diga o no diga el máximo órgano de gobierno, el cabildo general de hermanos, que las más de las veces ni lo pide prestado, ni falta que le hace.

Y es en este punto donde muere el mecenas y las decisiones democráticas.

En un intento de resucitar, al modo de Lázaro, los falsos mecenas han de realizar dos labores; la primera y primordial hacerse con el mando de la entidad, la segunda y no menos importante callar las bocas y evitar cualquier voluntad de decisión democrática de los hermanos.

Ya tenemos al mecenas erigido como dictador, ya tenemos el máximo órgano de gobierno muerto, el cabildo general de hermanos, que se ve transformado en un leve baño de multitudes. “Primero contamos lo bien que lo hago”, después “contamos lo bien que lo voy a hacer” y “entre uno y lo otro cuento lo que quiero hacer”. “Porque todos sabéis que no se puede hablar de nada que no esté en el orden del día”, “y ese orden lo hago yo”.

Y esta es la acción individual de ese átomo o individuo mecenas mal entendido, que muchas veces, más que bien, lo que hace es daño. Existen muchas hermandades “muertas” tras un periodo de mecenazgo, porque al hacerse prevalecer en el tiempo, y para evitar las ideas contrarias a su malentendida buena forma de actuar, aplican una política de tierra quemada, y dejan destruidas una o dos generaciones de hermanos.

Si has observado que parte de los hermanos desaparecen, y si preguntas por ellos y la respuesta es que no son convenientes, que no son adecuados, que no los quiero aquí, etc., ten mucho cuidado, posiblemente tengas un mecenas al mando.

Lo verdaderamente válido en nuestro mundo de cofradías es que ningún hermano vale más que otro, en la sociedad actual todo tiende a la igualdad de los seres humanos y en nuestro cristiano vivir debería de ser así también, y si un hermano está equivocado, lo que hay que hacer es enseñarle su error, si no sabe, formarlo, y sobre todo hay que dejarlo estar entre sus iguales.

En la sociedad actual lo que verdaderamente funcionan son los equipos, los grupos multidisciplinares. Dejemos a los mecenas con su preocupación de mantener y ampliar su capacidad dineraria, su mal entendido poder, que solo les vale para poder comprar voluntades, y algún que otro bien material.

Que nunca se nos olvide que un grano, bien es verdad, no hace granero, pero ayuda al compañero, y que la fuerza está en el grupo, no en el individuo, que los mecenas no nos hacen falta, que somos muchos, y no queremos prescindir de nadie.

Que tu idea es tan válida como la mía, pero que lo importante es que ya tenemos dos, vamos a planteárselas a los hermanos y entre todos decidimos, que en el factor humano está el secreto, esta es la autentica clase de los que tienen clase.


Antonio Alcántara Zafra











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