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martes, 12 de noviembre de 2013

¡Escándalo, es un escándalo!

Saquen la espada purificadora. ¡Urgente! Estos meses hemos asistido a la actuación estelar del enésimo majadero que utiliza las sagradas imágenes para sacar unas cuantas perras tras escandalizar sin originalidad alguna a las almas cándidas que aún anidan en esto que llamamos Semana Santa. Hay que abrasar a los provocadores, a los infieles y a quienes se mofan de lo sagrado con fines mercantiles. ¡Qué barbaridad! ¡Cuantísimos enemigos tiene la fiesta más hermosa de la ciudad! Hay que defenderla y abogar por su pureza en las redes sociales. 

Cómo se han puesto algunos ante esta nueva afrenta: el uso de una virgen en un fotomontaje que evoca la portada de un disco de Madonna. Y todo para vender más camisetas. Una más. Ni es la primera falta de respeto, ni será la última. Aquí lo curioso es cómo se promueve una cruzada con música de Raphael. ¡Escándalo, es un escándalo! Pero nadie dice esta boca es mía cuando las faltas de respeto se producen por quienes forman parte de este mundillo, que supuestamente son quienes mejor sabrían amar todo lo relacionado con la Semana Santa. El enemigo está dentro, que diría aquel. 

¿No era un escándalo, por ejemplo, cuando el mismísimo Consejo de Cofradías calificó la Semana Santa como espectáculo cultural para conseguir un IVA rebajado en las sillas y palcos de la carrera oficial?. Oiga, ¿pero esto de la Semana Santa no se asentaba en la fe?


Pues no: es un espectáculo. ¿Y qué me dicen de esas cruces de guía cedidas a los escaparates de grandes almacenes para ambientar las compras de cuaresma cual arbolitos luminosos de Navidad en diciembre? Y seguro que recuerdan el horror de horrores de Munarco, cuando los elementos de culto y muchas imágenes titulares eran cosificadas, convertidas en piezas de museo en una galería al que alguien con tino bautizó como Hiperpaso. 

Y esos videojuegos con simbología de la Semana Santa, esos cofrades jugando a costaleros con una pata de jamón como cruz en un vídeo que circuló por internet, esa autoridad eclesiástica metida a promotora de vía crucis de quita y pon (¡esto sí que lo purificó la bendita lluvia!), esos cofrades de gloria y de penitencia metidos a pleitos por cuestiones de dinero, ese delegado diocesano exigiendo dimisiones en el Consejo de Cofradías con el estilo de forofo que exige la renuncia del presidente de un club de fútbol (¡Adolfo, tienen que rodar cabezas!), esos costaleros envalentonados ante fiscales sin autoridad que se lucen ante las cámaras importándoles un pimiento (con melva) la espera de otra cofradía, modalidad morada del singin in the rain (con el izquierdo bajo la lluvia), esos hermanos mayores cediendo sus varas a políticos que están de paso por prebendas concedidas, esos abonados que mercadean con las sillas de la carrera oficial… 

A ver si al final va a tener razón el Consejo de Cofradías cuando para suplicar el IVA rebajado del 7% pasó borreguilmente por el aro de considerar la carrera oficial como una manifestación cultural en función de un precepto referido a otros espectáculos muy distintos, caso de los festejos taurinos o las atracciones de feria (art.91, apartado 1º, nº 2, epígrafe 7º de la Ley del IVA). Y para conceder la declaración de exención del pago del IVA se reconoció el carácter social (nunca eclesiástico) de la institución cofradiera y, por lo tanto, se le aplicó el artículo que declara exento del tributo a aquellas entidades privadas de carácter social que organizan determinadas actividades. Por este motivo, se utilizó el artículo 20, apartado uno, nº 14 de la Ley del IVA, que trata actividades como las representaciones teatrales, musicales, coreográficas, audiovisuales, exposiciones y manifestaciones similares. 

¿Qué quieren que les diga? Aquí los que tienen razón no son los que blanden la espada purificadora. Aquí el que tiene razón es el cura que dijo aquella gran verdad: “¡Adolfo, tienen que rodar cabezas!”. Por la rampa del Salvador, por esa rampa sí tendrían que rodar otras cabezas… 

¿No es acaso una perfecta y medida coreografía lo que hacen los costaleritos tatuados y con la tela de saco ceñida a los ojos? ¿No es un espectáculo lo de los cornetitas de interminables solos en el prime time de la Campana, convertida en el gran escenario de este gran espectáculo? 

Al Consejo le pusieron en el brazo el sensor de la máquina de la verdad. Y la dijo. Y se ceban ahora con el majadero de la camiseta: ¡Tequiyá! A ver si ahora el tío de las camisetas va a tener la culpa de que muchos sevillanos no se identifiquen con esta Semana Santa. 

Envainen la espada purificadora. El enemigo está dentro. Que siga, que siga… el espectáculo.




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