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sábado, 2 de noviembre de 2013

Rouco: «Osio fue un testigo del Evangelio apostólico y valiente»

«Osio de Córdoba fue un testigo apostólico y valiente del Evangelio». Con estas palabras habló el cardenal arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio María Rouco Varela, sobre el prelado cordobés en la misa de clausura del congreso internacional sobre su figura. La eucaristíca se celebró en la Catedral y estuvo concelebrada por el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, y el delegado del Pontificio Consejo para la Cultura, Carlos Alberto de Pinho Moreira, junto a una veintena de sacerdotes.

Al comienzo de la misa el obispo de Córdoba agradeció el esfuerzo realizado por el cardenal para estar presente, «lo cual significa la importancia que le ha querido dar a este acontecimiento». Asimismo agradeció también a los profesores y a los organizadores el trabajo realizado. Monseñor Rouco valoró el congreso desde «la perspectiva de la gracia de la fe y del amor de Dios que permite hacer ciencia humana, aplicar la razón a las fuentes y a los criterios». Destacó que este congreso ha tratado de «volver al origen de las fuentes mismas de la trasmisión de la fe» en un tiempo «en el que las dudas y las controversias dentro de la Iglesia se dirigen al misterio central de Cristo». Frente ello, Osio se mantuvo como «un testigo apostólico y valiente del Evangelio».

Incidió en la importancia de la publicación del Edicto de Milán, del cual se celebra el 1.700 aniversario, que supone «el cese de las persecuciones de los cristianos y un paso decisivo a vivir la verdad religiosa como un derecho», aunque esto no se haría realidad hasta siglos posteriores. Finalmente invitó a la asamblea a tener la valentía de Osio para ser testigos de Cristo en este tercer milenio de la historia de la cristiandad.


La jornada de clausura contó además con varias intervenciones. El comisario del congreso, Antonio Javier Reyes, abordó el papel de Osio frente al cisma luciferiano, cuyos protagonistas «trataron de ofrecer una imagen tergiversada de la figura del obispo cordobés» y en un segundo objetivo trataron de ganarse el favor del emperador Teodosio. Frente a ellos, San Anastasio sí alabó a Osio.










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