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sábado, 2 de noviembre de 2013

Tradición que sigue viva

Como cada año cuando empieza noviembre, las cofradías celebraron la solemnidad de Todos los Santos con distintos actos de culto en torno a las imágenes devocionales.

La festividad de Todos los Santos es la fecha elegida por algunas de nuestras cofradías para celebrar sus cultos anuales.

Así, a primeras horas de la mañana la dolorosa Virgen de los Ángeles, titular de la cofradía de la Sangre, cruzó la plaza de Capuchinos en rosario de la aurora dando comienzo a un día cargado de actos cofrades.

Sobre las cinco de la tarde, un nutrido número de cofrades ya esperaban en el antiguo compás de San Francisco para contemplar la salida de la Virgen del Amparo, titular gloriosa de la hermandad del Huerto. La imagen sobre un compuesto paso exornado con clavel rosa recorrió las principales calles del barrio de la Axerquía. La Virgen del Amparo, con un escogido repertorio de marchas interpretadas por la sevillana banda de música Amueci, llenó de solemnidad la tarde de este especial día de Todos los Santos.

Poco después, la Virgen del Carmen Coronada abandonaba su convento de San Cayetano para dirigirse hacia la iglesia de Jesús Nazareno. La Virgen gloriosa de los carmelitas descalzos fue portada en unas sencillas parihuelas exornadas con rosa blanca y acompañada de numerosos fieles que siguieron la misa en la recoleta casa del padre Cristóbal de Santa Catalina.


Y en los templos también se vivió un gran trasiego de gente que visitaba los distintos besamanos de algunas de nuestras dolorosas, como la Virgen del Rosario Coronada, que lució en su capilla de la iglesia de San Pablo, o la Virgen de la Caridad en las puertas de la parroquia de San Andrés; pero sin duda, como cada año, volvió a sorprender la hermandad del Remedio de Animas con el elaborado besamanos a su titular mariana la Virgen de las Tristezas, un efímero montaje que continuará durante todo el fin de semana.

Así, poco a poco, con la solemnidad de las marchas que acompañaban a la Virgen del Amparo se iba apagando el día. La gloria de la hermandad del Huerto regresaba ya a su templo, al igual que la Virgen del Carmen, que muy lentamente tomaba la Cuesta de San Cayetano. A la par, en San Lorenzo, las campanas doblaban a difuntos mientras que las lamparitas de aceite ardían a los pies del imponente crucificado del Remedio de Animas. Una estampa que afortunadamente nos recuerda que nuestra auténtica tradición aún sigue viva.








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