El Cristo de Santiago, patrón de la localidad, protagonizó un emotivo Via Crucis.
El Consejo de Hermandades y Cofradías de Utrera, anunció hace algunos meses que «Utrera no podía pasar de puntillas por el Año de la Fe». Por ello rápidamente, nada más tomar posesión la nueva junta, se puso a trabajar para llevar a cabo un acto en el que el mundo cofrade de la localidad pudiera celebrar esta efeméride. Finalmente, el pasado viernes 1 de noviembre era el Cristo de Santiago el que recorrió las tres parroquias de la localidad, en un solemne y emotivo Via Crucis.
Los actos comenzaban en la víspera del día de Todos los Santos, cuando el crucificado fue trasladado hasta San José, donde se organizó una vigilia de oración, una imagen que contrastaba con el ambiente que se vivía en las calles de Utrera, con numerosas personas celebrando Halloween. Allí se celebró el 1 de noviembre una eucaristía, excesivamente larga en el tiempo, tras la cual comenzó el Vía Crucis extraordinario organizado por el Consejo Local de Hermandades y Cofradías.
Todas las hermandades de Utrera formaron parte de un cortejo que salió a la calle en torno a las 20.45 horas, y en el que, además de los estandartes corporativos, pudieron verse los cuadros con las escenas del vía crucis que pintara Diego Neyra y que habitualmente lucen en la parroquia de San José. A lo largo del recorrido, se fue procediendo al rezo de las correspondientes 14 estaciones para que, a continuación, los lienzos se agruparan al final de dicho cortejo, antecediendo al crucificado.
Fue un hermoso acto religioso el que pudo verse, aunque con no muchas personas contemplando el mismo a lo largo del itinerario, quizás por su tardía hora de celebración, ya que culminó sobre las 23.15 horas. Lo histórico del acontecimiento, además, permitió contemplar al patrón de Utrera discurriendo por la avenida María Auxiliadora, ante el Ayuntamiento –engalanado para la ocasión y con representación municipal a las puertas del edificio-, por el interior de la iglesia de San Francisco, avanzar por la plaza del Altozano, caminar por delante del colegio de las Salesianas, adentrarse bajo las centenarias bóvedas de la parroquia de Santa María de la Mesa, saludar a las Hermanas de la Cruz, pasar por delante del monumento a Santa Ángela,…
Fue un acto cargado de recogimiento, y acompañado musicalmente por un trío de capilla y por el coro de la hermandad del Dulce Nombre de Alcalá de Guadaíra, que lo impregnó de una mayor solemnidad. Con el patrón de Utrera ya en la parroquia de Santiago el Mayor finalizaba un acontecimiento que ha entrado a formar parte de la historia cofrade y religiosa de una ciudad que no quiso dejar pasar de largo la oportunidad de unirse a la celebración del Año de la Fe.
