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viernes, 8 de noviembre de 2013

Verde Esperanza: ¿Siempre abrimos la puerta a la solidaridad?


Dice Sally Koch que “Rara vez se presentan grandes oportunidades de ayudar a otros, pero las pequeñas nos rodean todos los días.” Una frase que debe remover conciencias. Probablemente si nos mencionan la palabra solidaridad pensemos en las campañas de televisión en las que hay que mandar un SMS para construir un pozo de agua potable en algún poblado de África, o si ya nos trasladamos al mundo de las Cofradías pensaremos en los grandes certámenes solidarios o benéficos de bandas de Semana Santa. Ojo, que lo anterior también es solidaridad y de la muy necesaria.

Pero vayamos a nuestra vida cotidiana, nuestro día a día. No entendamos la solidaridad solamente como el acto de dar limosna. La solidaridad es pensar en conjunto, pensar en los demás. Arrimar el hombro cuando y a quien le haga falta, brindarle ayuda a los más necesitados, ponernos en el lugar de otros para tratar de comprender su situación, ser tolerantes y respetuosos con los demás… Las pequeñas cosas del día a día. Somos cofrades, lo que implica que seamos cristianos. Jesús siempre invitó a vivir el mandamiento del amor, y amándonos los unos a los otros como Él nos amó se solucionarían todos los problemas de este mundo. Dijo Jesús: “Todo lo que querríais que hicieran los demás por vosotros, hacedlo vosotros por ellos, porque eso significan la Ley y los Profetas” (Mt 7:12). Aceptemos la invitación del Hijo de Dios, no esperemos a que organicen un certamen benéfico de marchas procesionales para ser solidarios, pensemos en qué nos gustaría que hicieran por nosotros si estuviéramos en determinadas situaciones, pensemos en las pequeñas obras del día a día…

José Barea.












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