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miércoles, 11 de diciembre de 2013

El Movimiento Cofrade

Con la llegada de de la Semana Santa comienza, aquello que revive la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo y que, en el caso de nuestra comunidad autónoma, va a llenar nuestras calles de un Rosario de Estaciones de Penitencia.

Está llegando la hora de la verdad también para esas decenas de hermandades que llevan preparando su salida procesional durante un año, lo que sólo es posible -y eso sólo lo sabe bien el que lo vive desde dentro- gracias a un ingente esfuerzo que nunca desfallece. Mantener viva una cofradía resulta algo muy complicado; no es la flor de un día, la del señalado para hacer la Carrera Oficial, sino que para hacerla posible hay que trabajar muy duro durante los otros 364. 

Muy al contrario de lo que muchas personas ajenas al movimiento cofrade piensan, detrás de esa manifestación religioso-popular que vamos a contemplar hay muchas horas de dedicación desinteresada, ventas de papeletas, ensayos, limpieza de enseres, organización, celebración de cultos y obras sociales por parte de cientos y cientos de personas.

El movimiento cofrade es un gran desconocido para una buena parte de la población. Quizás por ello también suele ser a veces incomprendido, sobre todo si se analiza únicamente desde el aspecto superficial del boato que conllevan determinadas procesiones, cuando ante todo es un sentimiento íntimo y personal de carácter religioso que se mezcla con otros aspectos tan importantes del acervo cultural andaluz como la música o el arte escultórico expresado en la mejor imaginería. Unánsele a todo ello los irresistibles aromas a incienso y, confiemos, una buena climatología y obtendremos una inigualable composición. 

Sin embargo, pese a ese desconocimiento al que aludía en el párrafo anterior y precisamente por todas esas virtudes que acabo de enumerar, el movimiento cofrade es hoy por hoy un movimiento con una fuerza incuestionable, que moviliza a miles de nazarenos y costaleros y que congrega en calles y plazas a una muchedumbre que no creo que sea capaz de reunir ningún otro. ¿Hay acaso un acontecimiento más multitudinario en nuestra ciudad? 

Por eso, en estos meses previos a la salida procesional en las que predominan los lógicos nervios en quienes aguardan que todo el esfuerzo de un año no se venga abajo por cualquier circunstancia adversa, creo que todas las hermandades de nuestra ciudad merecen el máximo respeto, apoyo y consideración.

Jesús Bastante







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