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lunes, 2 de diciembre de 2013

El Viejo Costal: ¿Por qué no te callas?

Esta frase en boca de nuestro Rey quedó bien ante la irrespetuosa avalancha dialéctica de determinado político en determinado foro, que todo recordamos, y que no viene al caso, lo verdaderamente grave de la frase, es cuando la misma la dice quien en teoría está para escuchar.

Cuando se pregunta del por qué se habla, es interés,  cuando se pregunta u ordena para conseguir el silencio, eso es censura, o intento de manipular los que atienden a determinadas frases o hechos relatados por el que habla, evitando el más elemental principio fijado como uno de los dones más grandes dado por Dios al hombre, la libertad.

Dios nos dio la libertad al hombre para hacer lo bueno y lo malo, para condenarse o alcanzar la gloria, libertad, ¿no podía Dios haber realizado al hombre perfecto, sin tacha, ni mácula alguna?, por supuesto que sí, pero lo hizo libre, para que dispusiera en libertad, sin presión alguna, el camino a seguir.

También quiso Dios hacerlo igual a todos sus semejantes, no dándole a ninguno de ellos la capacidad de cercenar su don a capricho propio, nadie por encima de nadie, todos iguales y hermanos.

Pero alguien distinto vendrá dentro de poco a decirnos que debemos de callar nuestras opiniones, que debemos de expresarlas desde otro punto de vista, que el actual no le gusta, que mejor de otra forma.


Pero hay tres realidades contra las que nadie puede luchar:

1ª Las opiniones son propias de los que la expresan, son suyas en propiedad, son el resultado de sus vivencias, conocimientos, estados de animo, etc... pero suyas solamente, con lo que no puede nadie evitar que las mismas se sigan generando en las personas.

2º La libertad de expresar las opiniones forma parte de la libertad de quienes la  generan, si quiere la expresa y si no, se las guarda, con lo que nadie puede evitar que se sigan generando.

3º El derecho a la replica existe también, por lo que si quieres luchar contra una opinión que no te gusta, replica, comunica, expresa la tuya, y que los demás te oigan, que se expresen,  y veremos una cosa divina, todos expresándose en libertad, obedeciendo el don bendito dado por Dios, la libertad de todos los hombres para escoger.

Alguien va a decidir que no debemos de expresarnos, que no somos hijos del mismo Dios, que a pesar de ser iguales, nuestra opinión tiene el valor que tengan otras, pero estas otras permanecen ocultas, en silencio, enmascaradas.

Si no te gusta lo que pienso, no lo leas, si crees que no tengo razón, dímelo, si tienes una mejor idea, cuéntamela, veras como avanzamos todos.

Pero te puedo asegurar, que nunca, intentaré tapar tu boca, ni impedir que expreses como una persona cualquier idea que tengas, será buena o mala, ya lo hablamos, pero exprésala.

Mahatma Gandhi se preguntaba y él mismo contestaba: “¿Qué es la verdad?, pregunta difícil, pero la he resuelto en lo que a mi concierne diciendo que es lo que te dice tu voz interior”.

Pues la voz interior nos dice que la verdad nunca jamás nadie podrá callarla, ni siquiera intentarlo, tengas el cargo que tengas, ocupes el puesto que ocupes, básicamente por una única razón: que solo eres otro hombre como yo, aunque no te lo creas.

Exprésate de la forma que sea, de igual a igual, de tú a tú, pero no intentes tapar mi boca, ni mi voz interior, que fue el mismo Dios quien me las dio libres, para decir incluso las cosas equivocadas que digo.

Y ahora, ya me puedes preguntar: ¿Por qué no te callas?..


Antonio Alcántara Zafra










Recordatorio El Viejo Costal





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