La Agrupación de Cofradías ultima los preparativos del Via Crucis Magno y resuelve los detalles de organización del acto que se celebrará en el interior de la Catedral.
No se sabe si habrá pizarras que hagan la cuenta del tiempo que queda, aunque los preparativos que se dejan ver en las iglesias y las casas de hermandad no son demasiado distintos de los de Semana Santa, y, si este tiempo fuera una Cuaresma, se diría que ya se ha consumido la mitad. Faltan días para el Via Crucis Magno del Año de la Fe, que tiene que reunir a 18 pasos en la Catedral y su entorno, y la Agrupación ya tiene ultimados todos los detalles de la jornada, que han ido adaptándose en las últimas semanas y puliéndose en las reuniones con las cofradías, de forma que casi todas las preguntas sobre la esperada gran procesión tienen respuesta.
Una de ellas tiene que ver con la lluvia. La probabilidad de precipitaciones a mediados de septiembre no es muy alta, así que no se teme demasiado. Aún así, el presidente de la Agrupación de Cofradías, Francisco Gómez Sanmiguel, confirmó que si alguna decidiera suspender, el acto no se celebraría. «No tiene sentido celebrarlo si faltan hermandades», afirmó.
El trabajo ahora se centra en la Catedral. Si el acceso será por el orden de las estaciones, la vuelta no seguirá siempre estos parámetros y tendrá dos excepciones. El primer paso en iniciar la vuelta, tras Nuestra Señora Reina de los Mártires, será el de Nuestro Padre Jesús Humilde en la Coronación de Espinas, el que tiene un camino más largo por delante.
Su cofradía de la Merced pidió que el orden fuera ése, confirmó el presidente, para no tener un regreso muy tardío y se le ha concedido. Tras este misterio figura Nuestro Señor Jesucristo del Santo Sepulcro, también por petición de su cofradía que prefiere regresar en silencio y sin ninguna hermandad que lleve música abriéndole el camino por Deanes y Blanco Belmonte. El resto de las cofradías sí irán en el orden de sus estaciones, confirmó Sanmiguel.