LO ÚLTIMO

miércoles, 28 de agosto de 2013

Coronación de Espinas estrenará un Vía Crucis propio para Música de Capilla

El próximo 14 de septiembre, durante el transcurso del recorrido oficial del Vía Crucis Magno de la Fe, Nuestro Padre Jesús Humilde en la Coronación de Espinas irá acompañado musicalmente por el trío de capilla “Santa María de la Merced”, formado por miembros de la banda de música de nuestra Hermandad. 

En ese tramo de recorrido común,  se estrenará una nueva composición musical de capilla, realizada ex profeso para la ocasión. Se trata de un “Vía Crucis” compuesto para la Hermandad, formado por 15 estaciones. Cada una de ellas, de aproximadamente un minuto y medio de duración, refleja el padecimiento del Señor durante los distintos momentos de su Pasión. La obra ha sido compuesta por José Ángel Pacheco Marco, músico y compositor. 

El autor, natural de Abanilla (Murcia), posee estudios de trompeta y composición y es profesor interino de conservatorio en las especialidades de armonía y composición. Con este gesto, José Ángel Pacheco ha querido sumarse a la celebración del gran acontecimiento del Vía Crucis Magno, regalando a la Hermandad esta importante obra de gran calidad que viene a engrosar el patrimonio musical que posee nuestra corporación. 

La Hermandad de la Merced quiere desde aquí agradecer públicamente su regalo y dedicación, con el que se pondrá sin duda un matiz inigualable al transitar de nuestro Titular por las calles cordobesas en esta magna celebración extraordinaria de la Fe.








Los simpecados cordobeses del Rocío se unirán en noviembre

Primero fue la histórica procesión de San Rafael, custodio de Córdoba, que abría con todo el simbolismo el declarado como Año de la Fe. El día 14, el Via Crucis Magno con 18 pasos de la Semana Santa, un día destinado también a recordarse. Este 2013, sin embargo, no se irá de Córdoba sin un nuevo acontecimiento de masas relacionado con la religiosidad popular. Las cinco hermandades del Rocío de la diócesis de Córdoba están preparando un gran evento para el día 16 de noviembre que incluirá una gran procesión con sus simpecados entronizados en sus carretas. Este Rocío de la Fe, como se llama, será el último gran acto ya que el Año de la Fe se cerrará el día 24 del mismo mes.

La iniciativa nació en el seno de la hermandad de Córdoba, a la que sumaron las de Puente Genil, Lucena, Priego y Cabra para organizar una cita inédita en la historia de las filiales de esta popular advocación. Así lo confirmó el hermano mayor de la hermandad de Córdoba, Bernabé Jiménez, que explicó que la jornada comenzará a las 10.00 de la mañana en la Catedral con un pontifical presidido por el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández. En la celebración estarán presentes los cinco simpecados de las hermandades cordobesas, cada uno de los cuales irá, alzado por sus hermanos a pie, desde un templo distinto de la ciudad. Así, el de Puente Genil saldrá de San Francisco, el de Lucena desde San José y Espíritu Santo, el de Priego desde San Roque y el de Cabra desde la Trinidad. El Córdoba lo hará desde su sede, la iglesia de San Pablo.

La Firma Invitada: Modo y modas

Una de las razones del éxito de las hermandades y cofradías, dejando a un lado cuestiones de tipo social o histórico, radica en la persistencia continuada en la devoción a las sagradas imágenes titulares. Devoción que a través de los siglos ha sido puesta a prueba en multitud de ocasiones, algunas más difíciles que otras, algunas previsibles y otras imprevisibles, algunas causadas por los hombres y otras por la naturaleza… En fin, que cuando se contempla un paso en Semana Santa, casi podemos decir que se está contemplando a un heroico superviviente.

Muchos han sido los peligros a los que se han enfrentado nuestras corporaciones en el largo caminar de una centuria a otra. Como toda obra humana, han estado expuestas por igual a las virtudes y a los defectos de sus hermanos y cofrades. Como hijas de su siglo se han visto, a su pesar, afectadas por corrientes de pensamiento, ideologías, extremismos varios y convenciones sociales impensables actualmente. Y si a pesar de todo, han logrado sobrevivir, si no todas, al menos la mayoría, habremos de convenir, en que algo de "obra divina" hay en todas ellas. El cambio más radical se ha dado en el modo de efectuar la propia estación de penitencia. De aquellos valerosos disciplinantes que se flagelaban con ardor hasta el elegante nazareno creado en el siglo XIX hay un abismo. De aquellas sencillas imágenes, pequeñas, portadas en simples andas de madera lisa a la eclosión barroca de portentosas tallas llevadas en canastos dorados hay un mundo. Pero ese abismo y ese mundo no han sido traspasados sin riesgos. Y en Sevilla la novelera, ese riesgo se llama "moda".

"¿Moda?" musita el envarado capillita, pestañeando como si no hubiese leído bien el término. Pues sí: "moda". Esa terrible palabra, que en boca de un cofrade supone casi una ofensa. Para quienes piensan que lo que ellos ven hoy, era lo que se veía antaño, merece la pena recordarles que hubo un tiempo en el que nada era así. Y que peor que los franceses, las riadas o los terremotos, era esa denominación de una tendencia que una vez experimentada en una cofradía, era experimentada en las restantes. Y copiada, ampliada o multiplicada según fuera el carácter de la misma.

Historia de la Hermandad de la Buena Muerte

Hermandad de Nazarenos Congregantes del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora Reina de los Mártires.

Datos Históricos

Un grupo de jóvenes profesionales, mayoritariamente médicos y abogados de la alta sociedad cordobesa funda esta hermandad en el año 1943, conformando su primer cabildo de oficiales, a cuyo frente se hallaba el prestigioso médico don Enrique Luque Ruiz. La extracción social de sus fundadores y la ubicación en pleno centro de la ciudad de la Colegiata de San Hipólito dieron a la hermandad una imagen elitista, que, aunque pocos años después ya no se correspondía con la realidad, ha sido lastre permanente de su historia. 

En el año 1944 se aprueban sus primeros estatutos por el obispo Pérez Muñoz, integrándose desde entonces su escudo de armas como un elemento más de la heráldica de la hermandad. Los primeros esfuerzos se centraron en conseguir los enseres imprescindibles y en la incorporación de la talla del Crucificado, obra en madera de cedro que se encargó a uno de los imagineros más reconocidos de la época, el sevillano Antonio Castillo Lastrucci. quien también realizaría más tarde la imagen de Nuestra Señora Reina de los Mártires. 

En la madrugada del Viernes Santo de 1946 la hermandad realiza su primera estación de penitencia, sólo con el paso de Cristo, obra también del propio Lastrucci, inaugurando así una nueva jornada cofrade en la Semana Santa de Córdoba. Aquella salida de 1946 tuvo como prólogo el nombramiento de José María Pemán, pregonero de la Semana Santa de aquel año como hermano de la corporación. Durante la década de los cuarenta la hermandad realizó un recorrido circunscrito básicamente al centro de la ciudad, con salida de San Hipólito a la una de la madrugada y entrada al itinerario oficial hora y media más tarde, llamando siempre la atención lo acabado de su guión procesional. Buena parte de culpa tuvo en ello su hermano mayor fundador, a quien la hermandad de Pasión reconocía su valía en 1950 al otorgarle la medalla al mérito cofrade que entonces concedía. 

En el año 1951 se produce la primera salida del paso de palio de la Reina de los Mártires, una verdadera maravilla artística en muy poco tiempo concluida, y que combinaba lo mejor del genio creador de dos de los artistas más prestigiosos del arte cofrade contemporáneo, el orfebre Jesús Domínguez y la bordadora Esperanza Elena Caro. A lo largo de los años cincuenta la cofradía es una de las de vida más pujante, favorecida por el semillero de las Congregaciones Marianas, del que se nutrieron sus filas hasta entrados los ochenta.

San Agustín, Obispo de Hipona y Doctor de la Iglesia

Agustín nació en Tagaste el 13 de noviembre de 354. Tagaste, hoy Souk Ahras, a unas 60 millas de Bona (la antigua Hippo-Regius), era por aquel tiempo una ciudad pequeña y libre de la Numidia preconsular que se había convertido recientemente del donatismo. Su familia no era rica aunque sí eminentemente respetable, y su padre, Patricio, uno de los decuriones de la ciudad, todavía era pagano; sin embargo, las admirables virtudes que hicieron de Mónica el ideal de madre cristiana consiguieron, a la larga, que su esposo recibiera la gracia del bautismo y una muerte santa, alrededor del año 371.

Agustín recibió una educación cristiana. Su madre le hizo la Señal de la Cruz y lo inscribió entre los catecúmenos. Una vez, estando muy enfermo, pidió el bautismo pero pronto pasó todo peligro y difirió recibir el sacramento, cediendo así a una deplorable costumbre de la época. Su asociación con "hombres de oración" dejó profundamente grabadas en su alma tres grandes ideas: La Divina Providencia, la vida futura con sus terribles sanciones y, sobre todo, Jesucristo el Salvador. "Desde mi más tierna infancia llevaba dentro de lo más profundo de mi ser, mamado con la leche de mi madre, el nombre de mi Salvador, Vuestro Hijo; lo guardé en lo más recóndito de mi corazón; y aún cuando todo lo que ante mí se presentaba sin ese Divino Nombre, aunque fuese elegante, estuviera bien escrito e incluso repleto de verdades, no fue bastante para arrebatarme de Vos" (Confesiones, I, IV).

Pero una enorme crisis moral e intelectual sofocó todos estos sentimientos cristianos durante cierto tiempo, siendo el corazón el primer punto de ataque. Patricio, orgulloso del éxito de su hijo en las escuelas de Tagaste y Madaura, decidió enviarlo a Cartago a preparase para una carrera forense. Pero, desgraciadamente, se necesitaban varios meses para reunir los medios precisos y Agustín tuvo que pasar en Tagaste el decimosexto año de su vida disfrutando de un ocio que resultó ser fatal para su virtud, pues se entregó al placer con toda la vehemencia de una naturaleza ardiente. Al principio rezaba, pero sin el sincero deseo de ser escuchado, y cuando llegó a Cartago a finales del año 370 todas las circunstancias tendían a apartarlo de su verdadero camino: las muchas seducciones de la gran ciudad, aún medio pagana, el libertinaje de otros estudiantes, los teatros, la embriaguez de su éxito literario y el orgulloso deseo de ser el primero en todo, incluso en el mal. Al poco tiempo se vio obligado a confesar a Mónica que se había metido en una relación pecaminosa con la persona que dio a luz a su hijo (372), "el hijo de su pecado"---un enredo del que tan sólo se liberó a sí mismo en Milán, al cabo de quince años de esclavitud.

Del tonto de capirote al friki

La Semana Santa es el espejo donde se refleja la historia de la ciudad. No hay periodo histórico que no haya dejado su huella en este palimpsesto que se ha ido escribiendo a lo largo de los siglos. Nuestra época no iba a ser menos, y en esta primera década del siglo XXI ya podemos registrar una aportación al acervo semanasantero.

Nuestra sociedad se ve invadida por individuos que buscan la fama efímera a corto plazo. Para ello son capaces de hacer lo que haga falta. Los famosos cinco minutos de gloria que uno ha dedisfrutar antes de doblar la servilleta son codiciados por estos personajes que pueblan los lugares públicos y que aparecen continuamente en los medios de comunicación.

Estamos hablando de un nueve espécimen surgido al calor de la sociedad de masas donde el homo sapiens le ha cedido el paso al homo ludens, o sea, al hombre que basa su vida en lo lúdico, en el juego, en la entrega desmedida a una afición que le permita rellenar su tiempo libre: el friki.

Permitan la confesión de este humilde cronista: si uno tuviera que escribir ahora el libro que Signatura Ediciones publicó en 1997, tal vez el título habría sido diferente. Porque los tontos de capirote han derivado en estos años en los frikis que dedican su vida a los aspectos más superficiales de la Semana Santa. El friki no está comprometido con la espiritualidad ni con el arte, al friki no le importan los cimientos religiosos ni la emotividad devocional.

Historia de la Banda de CC. y TT. de la Coronación de Espinas

La Banda de Cornetas y Tambores de la Coronación de Espinas, de la Hermandad de la Merced del barrio del Zumbacón de Córdoba, fue fundada en junio de mil novecientos noventa y seis por aproximadamente unos cincuenta componentes sin ninguna experiencia musical anterior.

Entre los años mil novecientos noventa y siete y dos mil, ocupó la dirección musical de la banda, Manuel Luque Bellido (Director de la Agrupación Musical Ntro. Padre Jesús de la Redención). Pasando posteriormente a manos de Pedro Manuel Pacheco Palomo (director también de la prestigiosa banda sevillana Cigarreras). En la actualidad la banda cuenta con unos sesenta componentes, de los que muchos de ellos se han formado musicalmente en la propia escuela con que la banda cuenta gracias a la labor desinteresada de varios componentes de la misma.

Su primera actuación tuvo lugar el Viernes de Dolores de mil novecientos noventa y siete en un concierto celebrado en su propia Hermandad. En la Semana Santa de ese mismo año, ya comenzó a acompañar a diversas cofradías cordobesas en Cruz de Guía, destacando su propia hermandad en la Madrugada del Viernes Santo.

En el propio año mil novecientos noventa y siete, surgen los primeros contratos para acompañar a diversas hermandades de gloria cordobesas, como la de la Virgen de Fátima, María Auxiliadora, Corpus o la Procesión Infantil de su Hermandad, así como en cabalgatas de reyes magos. Tradicionalmente, también, ha venido haciéndose desde entonces el concierto dedicado a su titular con motivo de la fiesta de Cristo Rey.


Sonidos de Coronación de Espinas 2011


Audio Resumen del Lunes Santo de 2011 acompañando a la Coronación.



Hoy en GdP