Hace unos días, pude contemplar en este blog una fotografía de mi Señor allá por el año 1943, probablemente la primera imagen que se tomara al Señor de Capuchinos tras su Bendición el 24 de Enero de dicho año. Esa foto, me trae muchísimos recuerdos de mi niñez.
Buscando en mi memoria reciente, veo a mi Señor de la Humildad y Paciencia (que no “HUMILDAD”, como ahora es conocido; a veces con golpe de pecho incluido) meciéndose costero a costero, suavemente... y revivo el calor que debajo de Él se experimenta cada Miércoles Santo.
Les aseguro que esa foto del 43 no difiere mucho de otras que podemos ver del Señor en los años 80, o incluso a principios de los 90. Y es que, para los que no le conocieran entonces (de fuera y de dentro de mi Hermandad) y los que estuvieran y hayan perdido la memoria, deben saber o recordar, que por aquél entonces, incluso en su propia casa, no tenía el Señor la capacidad de atraer multitudes de la que ahora goza. Era la Señora la que siempre estaba en pleno y constante auge.
Parece que han pasado cien años de aquellos tiempos en los que incluso podríamos decir, que el Señor iba siempre acompañado por los mismos, pasando sin despertar demasiada atención cada Miércoles Santo por las calles de Córdoba.
Les aseguro que esa foto del 43 no difiere mucho de otras que podemos ver del Señor en los años 80, o incluso a principios de los 90. Y es que, para los que no le conocieran entonces (de fuera y de dentro de mi Hermandad) y los que estuvieran y hayan perdido la memoria, deben saber o recordar, que por aquél entonces, incluso en su propia casa, no tenía el Señor la capacidad de atraer multitudes de la que ahora goza. Era la Señora la que siempre estaba en pleno y constante auge.
Parece que han pasado cien años de aquellos tiempos en los que incluso podríamos decir, que el Señor iba siempre acompañado por los mismos, pasando sin despertar demasiada atención cada Miércoles Santo por las calles de Córdoba.