Las imágenes sagradas que ordinariamente permanecen en la parroquia de Santiago Apóstol regresaron el sábado a su templo tras seis meses de obligado destierro como consecuencia de las obras de restauración que se han llevado a cabo en el mismo durante este periodo.
Cuatro cofradías, Santiago, Caído, Columna y Soledad –la primera de gloria, las restantes de pasión– decidieron realizar de forma conjunta y solemne su traslado hasta el cofrade barrio de la antigua judería lucentina, saliendo desde tres templos diferentes para unirse en única comitiva en la calle Maristas.
A las seis y cuarto de la tarde partía desde la ermita de las Felipensas la cofradía de Santiago, mientras que la Soledad lo hacía a las siete desde la parroquial de San Mateo. A la misma hora comenzaban a salir desde la iglesia de la Madre de Dios los cuatro pasos procesionales del Caído y la Salud y la espectacular talla del Amarrado a la Columna acompañado por la dolorosa de la Esperanza bajo su tradicional palio verde.
Una inusual Semana Santa adelantada se vivió en las calles de Lucena en esta noche de enero, todavía con adornos navideños, pero repletas de fieles para asistir a tan inusual como histórica procesión.
Si los traslados del pasado 14 de julio a sus templos de acogida se realizaron en unas andas, ayer las tallas retornaron a Santiago santeadas en sus tronos habituales, una 'decisión consensuada' por las cofradías y adoptada para revestir de 'mayor solemnidad' a la jornada, especialmente desde el punto de unión de las mismas para realizar conjuntamente el paso por las calles Alcaide, Las Torres, Cuesta del Reloj, lateral de la Plaza Nueva, Barahona de Soto, Plaza San Miguel, Plaza de Archidona, Plaza Alta y Baja, Ballasteros o Ancha, tradicionales de los recorridos semanasanteros, antes alcanzar su templo.
Las respectivas cofradías confiaron las manijerías de sus respectivos pasos procesionales a Jesús Chacón, como manijero de Santiago Apsotol, que llevó en sus esquinas a Juan Miguel Jiménez, Antonio Redondo y Alfonso Martínez –esquina de la salud, izquierda y mala respectivamente–; Jerónimo Jiménez, como manijero de la Columna, que tuvo a Domingo Alba, Rafael Navarro y Agustín Jiménez como responsables de las esquinas y Manuel Guardeño, con José Antonio Moreno, Javier Sánchez y Pascual Ranchal como esquineros bajo el paso de palio de María Stma. de la Paz y Esperanza.
Por su parte, la Cofradía del Caído designó a Ángel del Espino y Agustín Maíllo como manijeros de su paso de Cristo y de la Virgen de la Salud. El primero llevó a Manolo Jiménez, Cristóbal Lara y Joaquín Pérez en las esquinas de la salud, izquierda y mala, mientras que el segundo estuvo acompañado por Jesús Moreno, Rafael Gómez y Antonio David Jiménez en los mismos puestos.
Finalmente, la Cofradía de la Soledad, que cerró el cortejo, procesionando en este histórico traslado sin su habitual palio negro, fue mandada por Paco Huertas, que confió sus esquinas a Juan Gutiérrez –Salud–, Luis Huertas –Izquierda– y Manuel Huertas –Mala–.
Desde ayer las sagradas imágenes descansan ya en sus capillas y altares habituales, en una iglesia de Santiago que reabrirá sus puertas a su feligresía el 18 de enero con una misa presidida por el obispo de la Diócesis de Córdoba, Demetrio Fernández, a partir de las 19:30 horas de la tarde.
Las obras de restauración de la parroquia de Santiago Apóstol de Lucena han sido dirigidas por el arquitecto lucentino Rafael Pineda del Espino y realizadas por la constructora Rafael Oliva S.L. Dichas operaciones han contado con un presupuesto de 116.281 euros, de los cuales, 43.264 euros han sido financiados por el Obispado de Córdoba. La cantidad restante está siendo aportada por la propia parroquia y la generosidad del pueblo lucentino. Pese a ello, la parroquia ha debido de contraer un préstamo de 60.000 euros solicitado a Cajasur y que habrá de afrontarse durante los próximos 15 años. En los últimos días han ido concluyendo los trabajos de pintura, limpieza y traslado del mobiliario.
