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domingo, 16 de febrero de 2014

Calvario de Iris: Corona de Amargura


En la noche más oscura, afligidas brumas de mirra estremecen los olivos. Suspira la tierra en oración con el cielo, lágrimas del hombre, Rey del universo. Sus manos atadas liberan al ser del pecado, humilde entre los humildes, corona de Amargura que lacera las sienes del cordero, que  vuelve a las entrañas de su madre. Lino virginal con la  impronta de la pasión, luz espiritual de vida, Rescatado el cuerpo de sus pesares. Arcángeles de azahar a los pies de María, hebrea flor de incienso, vergel de filigrana, en tu seno nace la eterna primavera.  De tu mano, Amargura, hacemos el camino, concibiendo en la fe que el final es el principio.


Jesús Rescatado

Ya no tengo fuerzas, Señor, para acompañarte entre tus fieles. Mi alma sigue estremeciéndose, contemplando tu lento caminar en la noche más oscura, hacia el monte de la Muerte. Muerte, que en tus enseñanzas llamas “la gran mentira” Tu mensaje trasciende lo corpóreo en tu reino de vida. Ya no tengo fuerzas Señor, para ser Cirineo de mi madre, tu mantilla. Miro a los lados del camino, calle del “Realejo”, mis abuelos  te acompañan, aunque ya no existe la roja velilla al corazón de Jesús, ni el pesado portón, ni las ventanas,  percibo su fe  y no verlos es mi mayor prueba de vida y creencia en ti. 

Dedicado a mi madre

José Antonio Guzmán Pérez






Recordatorio Calvario de Iris








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