Desde hace tiempo en el mundo cofrade, como en otras parcelas de la vida, otros sectores, se tildó de “Friki” a toda persona extraña, extravagante, rara, como quieran llamarlo, hay mil adjetivos, pero vayamos directamente a un significado al que se adhiere esta palabra... “El fanático”.
Yo, pondría dos más, EL ENTENDIDO, Y EL MODERNO, el de las modas.
¿Que en qué me baso para meterlos en el mismo saco? “el entendido”, casi siempre, también es fanático, y “el moderno”, dentro de los grupos de frikis, precisamente es el que más me preocupa en nuestra Semana Santa.
¿Nunca han visto a un Friki? ¿Quieren verlo?, ¿reconocerlo? No creo que hayan de viajar mucho; esperen por ejemplo a la llegada de alguna Banda puntera a su ciudad para un concierto, salida procesional, etc. Si es salida procesional, y sobre todo extraordinaria, no le cabrá duda entonces de lo que es el Frikismo, dentro de este ámbito que es la música procesional, o el que acompaña a la música procesional mejor dicho. Horrendo, pero bueno, “ca uno es ca uno” como decía “El Guerra”.
Siempre, al leer que son personas extrañas, o diferentes, raras, etc, se habrán acordado como no de alguna persona que por eso, por ser diferente, o parecer de otra galaxia en su infinita mente, a veces perdida, podríamos llamar “Friki” según la definición oficial, pero estas personas, sienten seguro un cariño inmenso hacia sus Titulares, cumplen con su Hermandad, y a nadie hacen daño. Al contrario, sirven generalmente de risa y de bromas pesadas incluso de “sus hermanos”. Porque sí, porque somos así de apañaos.
Hay personas Frikis, que sí son peligrosas. Personas que vienen a decirnos que nuestras tradiciones han sido efímeras, que hasta aquí llegaron. Que ellos quieren poner boca abajo toda nuestra historia, la que nos enseñaron nuestros mayores, y a ellos sus mayores. Esos que no ven más allá de la actualidad, que se mueven por la moda del momento.
En el tema costal, la moda de los Misterios en todas las localidades andaluzas ya dura unos añitos. Quién sabe si en lugares donde los Pasos de Palio mejoren en su bordado, calidad, observarán un aumento de costaleros, bajando el número de los que van ahora a igualar con colas larguísimas a algunos Pasos de Misterio. Y sobre todo, ¿qué pasará entonces con dichos Pasos de Misterio?
El tema musical, es muy amplio. Podemos hablar de la poca identidad de algunas formaciones musicales, podíamos hablar de la educación musical de algunos músicos, como también podíamos hablar del estilo musical de las mismas.
Hay Bandas que... bueno, tenemos claro que son las referentes, que se adhieren a alguna moda actual de marchas de nueva composición arrastradas por el momento, pero mantienen ese sello que las hizo un día referentes, sus marchas de toda la vida, las que dan a dicha banda su identidad.
Luego, tenemos asociado a este mundo, el musical, precisamente a los ilustrados de los que hablábamos antes, “los modernos”, y claro, pasa lo que pasa.
Es una pena para las Hermandades, pero hay personas que no saben en su Hermandad ni dónde están, o mejor dicho, dónde es donde debe estar su Hermandad, o qué debe de tener su Hermandad, que se contesta simplemente diciendo esto: “A CADA HERMANDAD, LO SUYO, SU ESTILO, EL DE SIEMPRE”.
¿Dónde han quedado las estampas de aquellas Cofradías, con su identidad, con su sello, el de toda la vida? Un año sale el Paso con un acompañamiento de un estilo, otro año sale con otro... Algunas Hermandades se escudan en el precio a la hora de contratar Bandas de un estilo un año y otro el año siguiente, pero nada más lejos de la realidad. Hay cientos de Bandas, y no hay por qué cambiar de estilo.
Tristemente, es el panorama que tienen en algunas Hermandades. Pónganle un sello ya a sus Hermandades, sus fieles y el mundo cofrade lo agradecerán, olvídense de las modas, de “los modernos”, de "los ilustrados" y “los entendidos”. Quizá, los dejen cargando con el lastre de dicha moda, y ellos desaparezcan para ir a otro lugar donde sentar cátedra, o adoctrinar con la nueva moda que el tiempo nos traiga.
Fernando Blancas Muñoz
Recordatorio La Chicotá de Nandel