Hoy, el día en el que muchas mamás y papás han tenido que buscar y "tirar" de familiares para que su hij@ se quedara con ellos y decir las famosas frases: "que bien viven l@s maestr@s", "que poco trabajan para lo que cobran...", se celebra el día de esta especie tan poco valorada.
En mi artículo de hoy no pretendo hablar de lo que es ser maestro, creo que todos lo tenemos más o menos claro, no sólo hay maestros en las escuelas. Por todo esto, quiero y deseo hablar de quien fue, es y será mi Maestro, mi padre. Y sí, lo pongo con mayúscula, porque para mí es uno de los grandes.
Todo aquella persona que lo conoció siempre destaca de él, su humildad, su prudencia, su bondad, su disponibilidad, cualidades que yo valoro mucho de él. Sin embargo, eso es de cara al exterior. En casa, era mucho más.
Como he dicho, para mí fue un gran maestro. Con él aprendí el significado de amistad, de fidelidad, de amor infinito a María y su Bendito Hijo.
Cada Domingo de Ramos buscaba su mirada esmeralda bajo el negro reflejo de nuestro cubrerrostros y su mano a la salida de Santiago.Cada Miércoles Santo en el silencio de nuestra casa vacía, buscaba su ayuda mientras nos preparábamos para enfilar la calle que nos llevaría hasta la Paz y Esperanza eterna. Iba en su busca minutos antes de salir al encuentro de esta ciudad, entre una marea de olas con espuma blanca, y siempre lo hallaba entre sus amigos a sus pies, para que con su tímida sonrisa me tranquilizara mis infantiles nervios.
Junto con mamá, me enseñó a caminar por el largo y duro sendero de la vida. Me transmitistieron el amor por un camino de arena rodeado de girasoles y retama, romero y pinos, pero sin ocultarme que también me podía encontrar espinas.
Papá...me enseñaste tantas cosas..., que a día de hoy, sólo puedo darte gracias. Sé que en algunas cosillas flaqueo, pero a ver, también yo tengo otro carácter diferente al tuyo. No obstante, sabes que cada día intento remediar mis defectos.
Lo dicho papá, gracias. Te quiero.
Raquel Medina Rodríguez
Recordatorio Sendero de Sueños