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miércoles, 12 de febrero de 2014

Visita de las Reliquias de San Juan Bautista de la Concepción a la Parroquia de San Francisco

Imagen de San Juan Bautista de la Concepción en la Iglesia de los PP Trinitarios de Valdepeñas
El próximo Domingo día 16 de Febrero, La Hermandad de la Virgen de la Cabeza de Córdoba tendrá el gran honor de recibir y custodiar por unas horas las reliquias de San Juan Bautista de la Concepción, reformador de la Orden Trinitaria. 

En este año, que la Orden Trinitaria ha estado celebrando el 400 aniversario de la muerte de su reformador, culminará este año de gozo, con una magna procesión que llevará las reliquias del Santo hasta la Santa Iglesia Catedral el próximo Sábado 15, siendo el Domingo cuando, una vez finalizado y clausurado el año jubilar, San Juan Bautista de la Concepción, visite la parroquia de San Francisco y sus restos sean depositados ante los pies de la Virgen de la Cabeza, donde todos los cordobeses y visitantes, podrán venerar sus reliquias hasta ya bien entrada la tarde.


Hijo quinto de los ocho que tuvieron Marcos García Xixón e Isabel López Rico, labradores acomodados, sintió una temprana vocación religiosa que reflejó en «jugar a santo» por medio de un acusado ascetismo que puso en peligro su salud infantil. Recuperado a duras penas de su anorexia, mal que le perseguirá durante casi toda su vida, su vocación se fortaleció al pasar por la localidad Santa Teresa de Jesús en 1574 ó 1576, quien profetizó a sus padres el futuro del niño. 

Estudió gramática con los Carmelitas Descalzos de Almodóvar y luego teología en Baeza y Toledo, donde tomó el hábito de los Trinitarios Calzados el 28 de junio de 1580 e hizo el noviciado. Profesó el 29 de junio de 1581. Allí estudió también filosofía con San Simon de Rojas. Luego cursó cuatro cursos de teología en Alcalá de Henares y marchó a Sevilla, pero entonces tuvo una revelación al salir de Écija, cuando le acometió una "nube sobre mí que sin saber dónde se juntó y formó, con tales truenos, relámpagos, piedras y aire, que cada relámpago que sobre mí caía era un rayo que me decía: enmiéndate, que si no acabarás. Pasó la tempestad y yo quedé Recoleto con voto y con obligación, con deseo y con voluntad."

Y concibe el deseo de reformar la Orden trinitaria para hacerla más rigurosa; marcha primero a Valdepeñas y luego a Roma, donde llega el 21 de marzo de 1598. Tiene que sufrir la oposición de los trinitarios calzados y tras varias dilaciones, detenciones y maniobras, logró el breve de erección de la reforma el 20 de agosto de 1599.

De vuelta a España tomó posesión del convento de Valdepeñas en 1600; desde 1601 a 1605 fundó ocho conventos: Alcalá, Madrid y Salamanca. Elegido provincial, continúa fundando hasta siete casas, algunas importantes, cuales son Salamanca, Baeza, Córdoba, Sevilla y Pamplona. Escribe para sus monjes numerosas obras ascéticas y un caudaloso Epistolario, en total ocho nutridos tomos de vario contenido, siempre en prosa y de tema moral, teológico o ascético. 

También una relación autobiográfica y algunas obras místicas. Cesa de provincial en 1609, pero funda aún el monasterio de Toledo (1611) y trabaja en la fundación del de Sanlúcar de Barrameda, a pesar de un molesto mal de vejiga del que es operado y mal curado; se le ordena que cese de esas gestiones y se retira a Córdoba, donde se agravan sus achaques; allí fallece el 14 de febrero de 1618.












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