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domingo, 9 de marzo de 2014

Calvario de Iris: La humildad es una virtud, la avaricia un pecado capital


En tiempos de opresión y corruptelas, de usura y desigualdades, el Espíritu Santo ha ungido, con la necesaria virtud de la humildad al Papa Francisco I. Un mensaje tan comprometido con el ser y para el ser. 

Como desoído por siglos, por segadores destellos vacíos, yermos, superficiales. Obviando el primigenio mensaje del Nazareno, caudal  de vida y  purificador del alma, con las acciones del pensamiento buscando en nuestro ser, tanto en la adversidad como en la alegría, las profundas huellas de la fe en nuestras existencias. Un Papa que predica con el ejemplo, cercano pastor que nos habla de las enseñanzas de Jesús. 

No debe la avaricia cegar los ojos del alma, ni creerse servidos los que son llamados a servir al prójimo. Francisco I, nos habla de esperanza, de aprender de los errores cometidos en un mundo ávido de poder y sin escrúpulos. 


Pero no una esperanza vana, la floreciente iglesia labrada en la necesidad de dar al hombre la creencia reforzada, de cómo Jesucristo con su sacrificio nos hizo iguales y como tal debemos tratar y ser tratados.


Nuestro Padre Jesús del Calvario

Ayúdame Padre, a sobrellevar la astilla de tu madero que doblega mis fuerzas. Hermanos del "Calvario", que vestimos nuestras almas con hojas de morado Iris, haciendo viva tú Pasión. Llamados por ti, percibimos el olor a Santidad que exuda tu cuerpo, elevando nuestro espíritu a la introspección de cantos espirituales. Dulce mirada de humildad, que hace del martirio humano, perdón divino abrazando los surcos florecientes del madero. Cristo de mejilla amoratada, caudal de esperanza y sueño de fe, donde dormirán nuestras almas.

José Antonio Guzmán Pérez








Recordatorio Calvario de Iris








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