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martes, 11 de marzo de 2014

El Besapiés en honor de Nuestro Padre Jesús Nazareno del Silencio por Miguel Ángel Badía Álvarez




Extraordinario reportaje de nuestro colaborador Miguel Ángel Badía Álvarez (Cámara Cofrade) del Devoto Besapiés celebrado en honor de Nuestro Padre Jesús Nazareno, titular de la Primitiva Hermandad de los Nazarenos de Sevilla, Archicofradía Pontificia y Real de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santa Cruz en Jerusalén y María Santísima de la Concepción de Sevilla, conocida comunmente como Hermandad de El Silencio.


Es ésta una portentosa imagen de Nazareno atribuida a Francisco de Ocampo y que puede fecharse entre los años 1609 y 1611. Su catalogación se debe a la similitud formal existente entre este Cristo y el existente en la iglesia de San Bartolomé de Carmona, una talla documentada de Francisco de Ocampo de 1607.


También ha sido atribuida a Juan de Oviedo, por las similitudes estilísticas existentes entre esta talla y otras pertenecientes al citado autor.

Su valiosa cruz de carey y plata que aquí se carga "al revés", con la cruceta hacia atrás, ya aparece dibujada en un cuadro del paso de este Cristo que data del último cuarto del siglo XVII y que conserva la Hermandad. Dicha cruz es una rica pieza de la orfebrería barroca sevillana realizada sobre carey procedente de las tierras americanas.


Se trata de una imagen muy poco convencional de Jesús Nazareno con la cruz a cuestas, ya que reproduce el modelo iconográfico de portar la cruz al contrario de lo habitual: con el patibulum o madero mayor hacia adelante, en alusión al espíritu de los franciscanos y a los Santos Lugares; una manera antigua de representar al Nazareno ya usada anteriormente en Sevilla por aristas como Luis de Vargas o Francisco Pacheco, entre otros.


En la talla de este Nazareno contrasta la expresión dolorida que se aprecia en su rostro con la dulzura que transmite su mirada; y llama la atención notablemente el acentuado contrapposto o forzado escorzo con que se gira hacia el lado izquierdo y la amplitud de la zancada que muestra al caminar, recursoa propios de la estética manierista de la época.

Los tonos claros de su policromía acentúan los aciertos plásticos del virtuosismo formal de su modelado, causando su visión un notable impacto en el espectador a su paso.


Estre las distintas restauraciones a que ha sido sometida esta talla se citan varias: una primera, practicada en el año 1784 por Teodoro de San Román, y otras en el siglo XX correspondientes a Luis Ordóñez en 1912, otra a Agustín Sánchez Cid en 1942, y posteriormente otra a Francisco Peláez del Espino de 1978.


La fundación de esta Primitiva Hermandad de los Nazarenos de Sevilla se llevó a cabo en la parroquia de Omnium Sanctorum, en la Cuaresma de 1340. Con el título de "Hermandad del Dulcísimo Jesús Nazareno y la Virgen María con San Juan" se estableció en la capilla del patronato de los Cervantes, y sus primeras Reglas fueron aprobadas por el arzobispo de la ciudad, don Nuño de Fuentes, el 22 de febrero de 1356. Por dichos Estatutos, sus cofrades se obligaban a una procesión de penitencia en la madrugada del Viernes Santo, el socorro a los necesitados y la entrega de dotes a doncellas pobres y en trance de contraer matrimonio. No obstante, y debido a la reconstrucción de la parroquia, la Hermandad se hubo de pasar a la pequeña ermita de San Antón, realizando su primera salida procesional en ese mismo año hasta la ermita de San Lázaro, a extramuros de la Puerta de la Macarena.


Hacia 1546, construido en parte el Hospital de las Cinco Llagas, pasaría a ocupar una de sus salas en la planta baja. Pero hacia 1574, y por diferencias con la administración del hospital, la Cofradía se traslada a la Casa de los Convalecientes, un establecimiento benéfico donde, cuatro años más tarde y bajo mandato del escritor Mateo Alemán, redactaron nuevas Reglas en las que se determina hacer estación de penitencia en la madrugada del Jueves Santo con sus cofrades vestidos con túnicas de color morado, rostro descubierto, soga en la cintura y los pies descalzos. En la procesión figuraría una Santa Cruz en Jerusalén y veinticuatro nazarenos acompañando al Santísimo Nazareno con su Cruz a cuestas; además iría otro grupo con cruces y una imagen Dolorosa, y visitarían cinco iglesias y sus respectivos Sagrarios; asimismo, darían culto a la Santa Cruz de Jerusalén en una función anual celebrada en el mes de mayo.


Años más tarde, en 1579 y por acuerdo con la Orden de San Antón Abad, la Cofradía pasa a la iglesia de dicho hospital con el compromiso de labrar nueva capilla en ella. A finales del siglo XVI y principios del XVII se consolida su posición con importantes fuentes de ingresos y el mandato del maestro entallador mayor de la Casa de la Moneda, Tomás Pérez, que durante un tiempo dirigió con acierto la Cofradía. Bajo su cargo se contrató y entregó a la Hermandad la actual imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, tallada hacia el año 1511.


La Cofradía toma prestigio en esta época con la defensa de la Concepción de María, en contra la corriente iniciada en Sevilla desde un convento dominico que llegó a cuestionarla. Por ello, en 1615 esta Hermandad participó en la procesión multitudinaria celebrada en la ciudad en defensa de la Inmaculada, convocó un certamen poético en honor de la Concepción, el primero de estas características celebrado en nuestro país, y en Cabildo sus nazarenos hicieron público voto y juramento de defender la Inmaculada Concepción de María.


A principios del siglo XVIII inicia obras de reedificación en su capilla, dañada por varias inundaciones, y pese a las obras, la Cofradía no dejó sus cultos, con la función principal para la Invención de la Santa Cruz y reparto de pan entre los pobres, ni su salida procesional.


A principios del siglo XIX numerosos miembros del clero se suman a esta Hermandad, por lo que recibe distintos privilegios de Roma, como el rango de Archicofradía y su agregación a la Basílica de la Santa Cruz de Jerusalén. En septiembre de 1854, al proclamar Pío IX el dogma de la Inmaculada Concepción, se organizó un triduo especial, adornando el patio y la fachada del templo con colgaduras, siéndole concedido un Guión Celeste por el papa anteriormente citado.


Realiza su salida procesional hasta la santa iglesia catedral en la madrugada del Viernes Santo, con uno de los recorridos más cortos de la Semana Santa sevillana debido a la proximidad de su sede con el inicio de la Carrera Oficial. Es conocida como “El Silencio”, por su rigor penitencial y compostura.


Tiene su sede en la Real Iglesia de San Antonio Abad de Sevilla que se encuentra en el centro de la ciudad, en la calle General Moscardó. Es un templo que presenta la singularidad de tener dos naves, algo completamente inusual en la tipología de iglesias, y que responde al hecho de que en el siglo XVIII fueron reconstruidos y unidos dos edificios que pertenecían inicialmente a dos corporaciones distintas.

Así, de un lado estaba la iglesia de San Antonio Abad, que formaba parte de un antiguo hospital; y de otro la capilla de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Silencio.

La construcción del nuevo edificio que los engloba se llevó a cabo entre las décadas de 1720 y 1740 bajo la dirección del arquitecto Diego Antonio Díaz, creándose el conjunto de las dos naves que hoy existen, de planta rectangular y cabecera plana, que se cubren mediante bóveda de cañón.


La fachada interior de la iglesia de San Antonio Abad presenta un elegante esquema compositivo de tipo palladiano, con un vano central cubierto por arco de medio punto al que se le adosa, uno por cada lado, un hueco más estrecho que se cierra superiormente mediante dintel.

Los retablos mayores de cada una de las dos naves están presididas, respectivamente, por las imágenes de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Concepción, los titulares de la Hermandad del Silencio.


El edificio fue objeto de algunas importantes reformas durante el siglo XIX, especialmente en la nave donde se venera a la Virgen, donde se abrió una amplia puerta a la calle General Moscardó.










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