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martes, 18 de marzo de 2014

Nisán: XIV La Sentencia


Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la gente diciendo: “Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis”. Y todo el pueblo respondió: “¡Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!” Entonces les soltó a Barrabás Mt 27 24-26

Cada instante que se mueve el segundero de los tiempos el mundo se separa más y más de Ti. Tú te revelas y te ofreces a los hombres mostrando el camino de la Verdad y la humanidad ingrata y olvidadiza se empeña una y otra vez en condenarte, en separarse del ascua de la hoguera de tu Gloria. Incluso los más fieles, los que más cerca habitaron de tu orilla, dirigen cada vez con más frecuencia la quilla de su barca hacia la playa de la comodidad mundana alejándose de tu rumbo de sacrificio y compromiso aunque de cuando en cuando, el llanto del remordimiento les haga retornar a la ribera de tu verbo, al litoral de tu cercanía, de tu  esencia y tu calma.

La Justicia se ha reído
del destino que te han dado.

Pilatos en su cobardía
lavó sus manos de ironía,
atestiguando tu inocencia
y te ofreció a la jauría
sin una brizna de clemencia.

Su verbo el romano sabía
que tu martirio evitaría,
mas la vergüenza fue su herencia
por la maraña judía...
tus hechos dictaron tu ausencia.

Ojalá que la conciencia
vengue tanta irreverencia
al saberse responsable
de haber firmado Sentencia
contra un Hombre no culpable.


Guillermo Rodríguez



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