Delicado incienso que juega con la brisa, vidriera de colores que esparce la tarde. Abrirás tus ojos, por un instante, cerrados. Tacto de pétalos vírgenes y cuentas de Rosario. Súbita primavera, que acicala de flores las entrañas de los patios, exhalando ancestrales esencias, entre lo divino y humano.
Señora y destino, Angustias en su barrio, jirón castizo de Córdoba, vuelve la celestial alma a la piedra del cuerpo.
Santa Faz
Por muy árida y sin surcos la tierra se muestre, por hirientes que sean las espinas que expresan al viento, sus encarnados suspiros. Aunque la piedra acalle dolores y en la profundidad del silencio guarde sus lágrimas calizas, aunque el aceite expire en el cristal de la lamparilla, extenuado de tanta oscuridad. Tu Señor, vergel de santidad, bendice al ser y guarda en tus llagas sus tribulaciones.
Lino virgen, tejido para enjugar la faz de Cristo en la Pasión. La sensibilidad del Universo consolando al hijo del hombre, manantial de luz que irradia sobre la pureza de un pétalo, cordero que derrama su sangre para abrir al hombre, las puertas de la Gloria.
Días sin luz y noches amparadas por la Luna, sepulcro sin muerte en la amanecida de luz espiritual. Volverá tu voz al sagrario del corazón y tu mano bendecirá la brisa que al alma muestra la eternidad de tu mensaje.
José Antonio Guzmán Pérez
Recordatorio Calvario de Iris