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miércoles, 2 de abril de 2014

"La universidad no debe cerrarse a la fe"



El arzobispo castrense, nombrado recientemente nuevo miembro del comité ejecutivo de la Conferencia Episcopal, anima a defender los valores cristianos en el ámbito académico.

Tercer domingo de cuaresma. Liturgia de chaquetas y corbatas. Cordones morados al cuello. En la recoleta capilla universitaria es complicado encontrar asiento si no se ha llegado con más de media hora de antelación. La lonja del Rectorado sirve de improvisado aparcamiento de carros de bebés donde hasta se llegan a cambiar pañales. Familias que acuden unidas a la función principal de los Estudiantes. Padres, hijos y hasta nietos en esta mañana de temperatura justa. Ni frío ni calor.

Lo que sí proporcionó calor, y del bueno, fue escuchar la homilía del arzobispo castrense, monseñor Juan del Río, elegido recientemente miembro del comité ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española. Monseñor Del Río no es arzobispo de sermones leídos al dictado ni de mirada fija en páginas escritas. Lo suyo es hablar sin guión redactado que, la mayoría de las veces, es la mejor manera de captar la atención de los asistentes y de hacerles llegar de forma más directa el mensaje. Ayer, como suele ser habitual en sus homilías, no se anduvo con rodeos. Conoce a la perfección la hermandad de la que oficiaba la función principal, por lo que apuntó directo: "La Universidad no puede estar cerrada a la fe".

Monseñor Del Río hacía esta declaración después de asegurar que la gran pregunta de la sociedad actual es "saber dónde está Dios" y que dicha cuestión ha de planteársela en el ámbito académico. "Un buen universitario debe preguntarse si existe Dios y si en la fe puede encontrarse la fuente de la existencia pacífica", explicaba este prelado, quien se refirió a una de las ideas en las que más ha insistido el papa Francisco desde que ocupó la sede de Pedro hace poco más de un año: "La fe no se impone, es una oferta de salvación. Cuando hay imposición, no creamos cristianos, sino ateos".

Este prelado elogió la figura del Papa y animó a todos los presentes a imitarlo en la conducta que ha desarrollado este último. "La fe ha de ofertarse con la mansedumbre que nos enseña el papa Francisco, por lo que más que enjuiciar y condenar hay que perdonar, la Iglesia quiere a sus hijos cercanos y también a los lejanos", explicó monseñor Del Río.

Por este motivo, el arzobispo castrense alentó a que en instituciones como la Universidad "donde están los valores de la libertad" es donde hay que "expresar la verdad de Jesucristo". La fe no hay que imponerla, pero tampoco esconderla, por lo que monseñor Juan del Río pidió a los hermanos de los Estudiantes que no caigan "en el complejo dominante de que la fe es un producto del conservadurismo. Seamos valientes, como el soldado romano en el monte Calvario, que al morir Cristo fue el primero en hacer pública protestación de fe".

La homilía dejó un regusto en los asistentes, la mayoría de los cuales ni siquiera miraron de reojo el reloj, como ocurre en tantos sermones en los que los minutos pesan como siglos. Monseñor Del Río también se supo ganar a los fieles con guiños continuos a la cofradía: "Hay muchos días para llover y no ha de ser siempre el Martes Santo". La función acabó. Los cirios del altar se apagaron. El Cristo de la Buena Muerte volvió a su cotidiana penumbra. En la calle había turistas con bermudas.




Escrito por Diego J. Geniz para Diario de Sevilla

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