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miércoles, 21 de mayo de 2014

Consolación de Utrera y la Macarena unidas por el «barquito»



La hermandad de la Virgen de Consolación de Utrera ha entregado recientemente un regalo muy especial a la hermandad de la Esperanza Macarena de Sevilla. Al igual que la Virgen de Consolación porta un espléndido «barquito» y cristal de roca, la Virgen de La Macarena también luce ahora una pieza, inspirada en este galeón de oro, que ha sido regalada por la corporación utrerana.

Consolación y La Macarena fueron dos vírgenes coronadas canónicamente en el año 1964, por lo que en el presente 2014 están celebrando ambas devociones el medio siglo de su coronación y sendos años jubilares. Las dos hermandades se sintieron muy cerca en el año 1964, y ahora, cincuenta años después, vuelven a estar muy unidas.

El barquito de la Virgen de Consolación, un magistral perfumero que recoge a la perfección el diseño de una nao, es quizás el elemento más característico de la patrona de Utrera. Por ello, la corporación utrerana ha encargado a un orfebre esta especie de réplica del barquito, que ha sido diseñada por Telmo Sánchez, miembro de la Junta de Gobierno de la hermandad de la Virgen de Consolación.

El barquito que ha sido ofrecido a la hermandad sevillana cuenta con la inscripción de las palabras Esperanza y Consolación, junto con las fechas 1964-2014. Ha sido realizado con 80 gramos de oro de 18 kilates. El regalo era entregado el pasado sábado en el templo de La Macarena, donde estuvo presente el simpecado de la hermandad de la Virgen de Consolación y donde estuvieron presentes miembros de la junta de gobierno de la hermandad utrerana. El barquito se encuentra en el fajín que lleva la Virgen.

El caso de Consolación es ciertamente llamativo, ya que la localidad de Utrera se convirtió en un punto estratégico en los siglos XVI y XVII. Utrera era una parada obligada para todas aquellas caravanas que hacían la ruta por tierra, que unía el puerto de Sevilla con los puertos gaditanos, de donde zarpaban las embarcaciones para realizar la gesta que suponía surcar el océano Atlántico. Un momento histórico en el que toda la zona se beneficia del comercio con las Indias, y en el que el santuario de Consolación se convierte en un lugar al que acudían muchos marineros para encomendarse a los designios de la patrona de Utrera.

Estos mismos marineros que rezaban a la Virgen de Consolación antes de partir hacia el Nuevo Mundo, fueron los que divulgaron la devoción a la Virgen en los países americanos, una devoción que hoy después de varios siglos, todavía sigue viva. Y es ese barquito que la Virgen de Consolación porta en su mano, uno de los elementos que permiten rastrear la tradición marinera de la Virgen.





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