«No hicimos nada, fue la Policía la que nos agredió». Con estas palabras se defendieron este viernes los dos procesados por, presuntamente, golpear a varios agentes durante una procesión en la Semana Santa de 2012. La Fiscalía y la acusación particular mantienen que los encausados atentaron contra los efectivos cuando éstos les instaron a apartarse para que pudiese transitar un paso en la Cuesta del Bailío.
Durante la vista oral, los inculpados señalaron que los uniformados les tiraron al suelo para detenerlos y, supuestamente, un agente llegó a «pisarle la cabeza» a uno de los acusados.
En este sentido, ambos se declararon inocentes de los hechos que se les imputa y uno de ellos defendió que «jamás en la vida» ha agredido a un policía, además de no tener fuerzas como para atentar contra cinco policías.
Por su parte, los efectivos que participaron en la detención dieron una versión diametralmente opuesta a la de los encausados. Así, explicaron que recibieron la orden de desalojar la zona de Alfaros, justo en frente del Bailío, en la que se apelotonaba la gente para evitar que se produjese un accidente.
«Todo el mundo accedió sin problemas, a excepción de los dos procesados, que se negaron. Uno de ellos dijo que no se iba porque llevaba esperando desde las siete de la tarde y no le salía de los cojones», apuntó el agente de Policía Nacional que la noche de autos estaba al frente del dispositivo.
El testigo rememoró que pidió la identificación al acusado que le contestó y, al cogerlo del brazo, el otro inculpado «me dio un puñetazo en el costado y me amenazó diciéndome que si tocaba a su compañero me mataba», señaló el compareciente. Los policías destacaron la actitud «violenta y muy agresiva» de los encausados, que opusieron una «fuerte resistencia».
En concreto, el Ministerio Público solicita para cada uno de ellos penas de un año y medio de cárcel por la supuesta comisión de un delito de atentado a agente de la autoridad y una multa de 1.080 euros por tres faltas de lesiones; mientras que para el otro procesado solicita un año y seis meses de prisión y multa de 360 euros por una falta de lesiones.