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domingo, 11 de mayo de 2014

Verde Esperanza: Qué fácil es atacar a la Iglesia…



Comenzaré este artículo con una serie de tópicos. El fin principal de los medios de comunicación es el de dar información. Ocultar cualquier tipo de información es moralmente deleznable. Lo que está mal hay que decirlo y denunciarlo. Pero así como se informa sobre cosas negativas, también hay que hacerlo sobre cosas positivas. Y viceversa. Creo que con estos tópicos va bien, por el momento.

¡Qué fácil es atizar a la Iglesia! Resulta tan sencillo publicar una noticia sobre cualquier sacerdote que hace declaraciones sobre alguno de los temas preferidos socialmente… Aborto, eutanasia, homosexualidad, violencia de género, machismo… Ni que decir tiene cuando se produce un abuso hacia algún menor por parte del clero... Estará en los informativos al poco tiempo, así como en periódicos digitales, programas de radio y… sí, también en páginas webs cofrades, cosa que me llama alarmantemente la atención. Que quede bien claro, antes de que se me tiren al cuello, estoy a favor de que todos estos comportamientos reprobables se denuncien y sea público el rechazo hacia los autores de los mismos. Lo que me resulta llamativo es que lo único que se resalta son los (pocos, a mi parecer) aspectos negativos que tiene la Iglesia, y se calle cobardemente toda su labor humanizadora y solidaria. ¿Saben ustedes de la gran labor humanizadora y en pro de los derechos del hombre que realiza la Iglesia en Sudamérica? Investiguen, que esas cosas no salen publicadas.


Porque eso no interesa, lo que vende (se ve que también en las webs cofrades) es arrojar basura contra la propia Iglesia. Y es que ya sabrán ustedes que aquello de que los cofrades somos Iglesia está pasado de moda. Ahora somos cofrades “a nuestra manera” y católicos “a nuestra manera” (a veces ni eso). Pero eso sí, también resulta más noticiable que cualquier Hermandad cambie una calle de su itinerario de vuelta que informar sobre el apoyo que el director espiritual (el sacerdote) de una Hermandad brinda hacia la misma a la hora de recoger alimentos para Cáritas, o el hecho de que un párroco aloje en su hogar a inmigrantes que no tienen donde vivir, por ejemplo. Eso no es noticia.

Quiero pensar que el motivo por el que se destaque solamente lo negativo de la Iglesia obviando todo lo positivo que esta institución realiza en pro del hombre es el de que el 95% del contenido de estas webs de prensa “morada” es copiado y pegado (o reelaborado) de otras webs más importantes. Es decir, si en el periódico nacional “X” en su versión digital sale publicado que un sacerdote ha opinado que (viene algo con lo que no estoy de acuerdo a continuación) un hombre divorciado no puede ser Hermano Mayor de una Cofradía, ¡del tirón! Me vale para mi web de andar por casa, que esto le interesará a esos “cofrades” que pretenden ser católicos a su manera. Y como estos medios de comunicación generalistas raramente o nunca recogen ninguna noticia que hable bien de la Iglesia por motivos que escapan a mi entender (o no), pues no hay de donde sacar esas noticias… Pero tampoco me voy a molestar en buscarlas yo por mí mismo, total, ¿qué más da? Si eso no vende…

Me molesta muchísimo que los medios de comunicación nacionales (periódicos, informativos, radios, redes sociales) resalten cualquier minucia que pueda ensuciar la imagen de la Iglesia, pero lo que de ninguna manera entiendo ni tolero es que seamos los propios cofrades los que promovamos eso mismo. Parece como si no nos molestara, o incluso nos favoreciera que se ataque constantemente a la Iglesia. O, peor aún, que realmente seamos nosotros mismos quienes estemos obstinando a la institución que nos acoge, aquella que fundó Jesucristo cuando dio la vida por nosotros. A Él nos debemos. Él es mucho más que el que va detrás del famoso corcel del misterio de las Tres Caídas de Triana. Es el espejo en el que hemos de mirarnos, y para ello hemos de utilizar el cristal de nuestra Iglesia. Un cristal que puede estar más o menos limpio, pero al fin y al cabo es la herencia que nos dejó el Señor, y hemos de respetarla y cuidarla. Y si otro ensucia el cristal… ¿Por qué en vez de escupir nosotros encima de la suciedad no nos encargamos de limpiar el cristal? Todos somos Iglesia, los cofrades también. No tiremos piedras contra el tejado de nuestra propia Parroquia… Porque un día se nos va a venir encima, y nos preguntaremos por qué.

Bendita locura.

José Barea













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