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miércoles, 25 de junio de 2014

El Papa que se atreve a excomulgar a la Mafia



"Aquellos que durante su vida han escogido la vía del mal, como los mafiosos, no están en comunión con Dios, están excomulgados". Sin rodeos ni eufemismos. El Papa Francisco se fue al corazón de la mafia calabresa no sólo para condenar a sus miembros como "adoradores del mal", sino también par excomulgarlos. En un gesto antiguo, sacado de la noche de los tiempos, pero actualizado por el Papa. Para dejar en evidencia esta sociedad secreta que vive del trabajo de los pobres y se alimenta del miedo y de la connivencia.

Otros Papas condenaron a la mafia. El último, Juan Pablo II. Y con palabras duras y afiladas. Pero ninguno se había atrevido a excomulgarla. Porque ésa es una palabra mayor, que compromete e implica a la Iglesia entera y, por supuesto, al Papa que la pronuncia.

Si ya antes estaba en el punto de mira de la mafia por sus reformas y por cortar sus canales de lavado de dinero a través del Banco vaticano, ahora Francisco se convierte en una diana. Lo sabe el papa y le importa, pero el celo de Dios y el amor a los pobres es, para él, más grande y más fuerte.

Sabe Francisco-Juan Bautista que una de sus misiones (quizás la más ingrata) es señalar a los "adoradores del Mal", a los que viven a costa del pueblo, a los que imponen el terror y el silencio. Es una de sus misiones. Y la cumple.

¡Dios te guarde, Papa valiente! ¡Dios te proteja, Papa Francisco-Juan Bautista!

Se expone Francisco cada vez más, pero también cuenta cada día con más escudos protectores. La gente, el pueblo fiel y sencillo, los pobres del mundo son su escudo, su protección y su coraza. Y, por supuesto, su fe: está y se pone en manos de Dios.





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