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martes, 17 de junio de 2014

La Chicotá de Nandel: El capataz, víctima moderna


Ha llegado el tiempo, momento en que muchos tendrán que utilizar sus tretas, toda clase de armas, incluso y sobre todo, la mentira, el bulo, la falta a la verdad verdadera, y con ello, minemos la moral e intentemos que se rompa el hilo si encima ya es fino por el desgaste que hayamos ido realizando durante algún tiempo, usando cómplices que como nosotros, sólo busquen un fin, cargarnos a alguien en algún cargo, y ponernos nosotros, o, en su defecto, a algún amigo nuestro, aunque ya haya ostentado ese cargo sin resultado favorable para nadie, excepto para nuestra alegría, y sobre todo, nuestros favores.


El capataz es una figura que, a mi entender, siempre ha tenido un peso específico dentro de cualquier Hermandad. Una persona que se erige como principal artífice, y sobre todo cabeza visible de lo que haga una cuadrilla en el día que para algunos tienen como más importante del año, la salida en procesión por nuestra tierra, ha venido teniendo un papel más que visible y si me apuran en algunos casos y para bien, decisivo en el avance de calidad en el andar de los pasos procesionales en nuestra Semana Santa.

Los capataces de antaño por los motivos que fuera, incluso porque parece que se elegían sólo con verlos, saber que esa persona tenía ese carisma y sabría llevar a buen puerto a cualquier cuadrilla, y tenían por tanto un respeto más que consolidado, y sobre todo máximo por parte de los costaleros que conformaban sus cuadrillas, aunque en alguna ocasión personalmente a algún costalero no le gustara alguna decisión, pero era aceptada, era la decisión del capataz, de “su” capataz, fuera el que lo llevara en su cuadrilla, o fuera el capataz de su Hermandad, pero “su” capataz.

A día de hoy, los que no considero víctimas de nada, son aquellos que convencen a dos o tres para que los pongan al frente de alguna cuadrilla, sin saber de técnica, sin saber cómo manejar un grupo humano, y sin saber sobre todo dónde se meten, pues no ven la responsabilidad que tienen ante sí, y no me refiero al andar, ni a técnica que puedan aportar, me refiero a eso que tanta poca gente tiene en cuenta, y es que pueden dejar lisiado y hacer bastante daño en el cuerpo de alguna persona, por no saber igualar en condiciones.

En este caso, las víctimas son sus costaleros, la Hermandad, el Titular, y cómo no, el nombre de Capataz. Estos no son víctimas de nada, la única víctima es la Semana Santa. Yo me refiero a otros, a los capataces de verdad.

A veces, juegan las Juntas de Gobierno a mover fichas, se les olvida que son claves para el funcionamiento de la Hermandad, la “normalidad” que una Hermandad necesita, y con cambios a veces sin ton ni son, dañan duramente a la Hermandad. Se les olvida que son los que deben de llevar la Hermandad, no un equipo de fútbol, ni están para fichar a nadie, ni para cesar a nadie sin motivos, o porque lo pida algún que otro mayordomo, prioste, o no se extrañen, grupo de costaleros.

Es lastimoso que algunas cabezas pensantes, en vez de utilizar su cabecita para pensar en cosas que aporten a la Hermandad, la utilicen para ver cómo le hacen la zancadilla a algún que otro capataz. La última moda, y así se señalan menos (o eso creo, ya que todo siempre es sabido, y la gente no es tonta), es hacer la vida imposible al capataz, y que su dimisión sea el salvoconducto para ellos conseguir coger el martillo, o como he dicho antes, algún amiguete.

Tenemos ya algunos que han caído en la capital, todos sabemos de quiénes les hablo, y si no, pregunten, podríamos hacer a alguno, que los hay con muchísima personalidad, y hablan claro, alguna entrevista en la que les cuenten sus motivos, eso sería perfecto, para que nadie hiciera conjeturas, para que nadie pudiera engañar a nadie con otros falsos motivos. El capataz que me viene ahora mismo a la mente, una nueva víctima, sería ideal para que sin los tapujos que no le persiguen en su forma de ser, y cómo no, su temperamento, nos contara qué ha sufrido. Como buen “pregonero” que fue en su día, podría hasta escribir un artículo.

Pero no sólo por lo que conozco, está esta práctica funcionando ya en la capital, estén atentos a las futuras semanas, que van a ser claves para conocer otra nueva calamitosa experiencia en una Hermandad de la provincia, más en concreto, en Posadas, tiempo al tiempo, que, en este mundo todo se sabe, y por mi parte, sólo me queda esperar que todo se quede en agua de borrajas, y el ánimo de una cuadrilla, (que por fin el capataz actual ha conseguido tener, cuadrilla, cosa que no consiguió su predecesor, el que el amiguete de turno quiere volver a colocar con mentiras y malas tretas) no se venga abajo.

Hay que ser Hermandad, y apoyarse contra estos ideólogos del desastre, y de lo único que a ellos les importa en las Hermandades, el manejo a su conveniencia, y cómo no, la satisfacción de ir sumando batallitas a su favor.

Fernando Blancas Muñoz




Fuente Fotográfica
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Recordatorio La Chicotá de Nandel




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