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domingo, 24 de agosto de 2014

Candelabro de cola: Antología del despropósito (Acontecimientos cofrades de difícil justificación)


Aprovechamos el Candelabro de Cola de hoy para enumerar una serie de circunstancias que componen una casuística que, cuanto menos, podríamos calificar de “curiosa” protagonizada por nuestras Cofradías o por personas directamente vinculadas a las mismas. Relacionamos un número limitado con el compromiso de que si el artículo tiene notable éxito (es decir, si somos capaces de meterlo en el podio de los más leídos al final de la semana) redactaremos la segunda parte. Así pues, nos atrevemos a decir que, se ponga el personal como se ponga, NO ES NORMAL QUE:

    
Una hermana mayor haga Estación de Penitencia vestida de mantilla con su Cofradía (que ya de por sí tiene delito) y alterne su posición tras los pasos de sus Titulares a su gusto. Ya metidos en materia no podemos eludir preguntarnos… ¿por qué no participar algún año en el cortejo vestida de aguadora?

La mayoría de las Hermandades del Jueves Santo –y alguna más de otra jornada- saquen a la calle sus ciriales portados por acólitos cubiertos con capirote, argumentando en algunos casos que lo hacen así porque son Cofradías de negro (cuando encima no es cierto que en todos los casos que así sea). A los defensores de la estética de esta forma de llevar ciriales: esto no es propio ni característico de la Semana Santa de Córdoba. Y ni mucho menos es cómodo para el que lo padece. Y si no prueben a hacer un año estación de penitencia usando capirote y dalmática. Nadie escarmienta en cabeza ajena.

Una Hermandad se escude en su deseo de hacer estación de penitencia en la Catedral para salir de ella en lugar de hacerlo desde su sede canónica. Si uno no puede/no quiere cubrir la distancia que hay desde su propio templo hasta la carrera oficial no tiene por qué hacerlo. Está la posibilidad de disolver la Cofradía o, por ejemplo, mantenerse como Hermandad de vísperas y evangelizar en el propio barrio. Si en breve la carrera oficial se traslada a la Catedral como todo parece apuntar, ¿qué hará esta Cofradía? ¿Y todas las que puedan utilizar el argumento de la distancia desde su sede canónica hasta el primer templo de la ciudad? ¿Organizarán un sorteo tipo Champions League con bombos y todo para asignarse iglesias próximas a la Catedral? ¿Se designarán cabezas de serie atendiendo a la antigüedad de la Hermandad en cuestión?

Haya hasta ocho bandas en Córdoba y los cortejos de nazarenos sean ridículos en términos cuantitativos en la mayor parte de los casos.

Haya tantísimos palios de Hermandades supuestamente de barrio que tengan menos movimiento que el palio del Desconsuelo. 

Que la tertulia que tradicionalmente entrega las pastas del pregón de Semana Santa se las negara en 2004 a doña Marisol Salcedo argumentando que no era cofrade y en 2014, solo diez años más tarde, no haya tenido reparo alguno en dárselas a don Rafael Cremades. En algún momento los miembros de la tertulia se equivocaron, ¿no creen?

Cuando el palio de María Santísima de la Encarnación entra en Jesús Divino Obrero, Nuestro Padre Jesús del Silencio esté ya ubicado en su capilla. Asimismo tampoco es razonable que aquellos que caminen hacia su puesto de trabajo a las 7.00 de la mañana del Lunes Santo –es decir, apenas transcurridas escasas horas del fin de la estación de penitencia- puedan ver pasar el propio palio de la Dolorosa del Cerro montado en un camión hacia los locales de la Hermandad. Imagino que la iglesia del Cerro estará todos los Lunes Santo a reventar de feligreses para que los pasos molesten al "simpático" párroco.

Que en la última salida extraordinaria de Nuestra Señora de la Paz y Esperanza los libreas que acompañaban el paso entraran en Capuchinos situados junto al respiradero frontal andando de espaldas mirando al público. Señores de la nueva Junta de Gobierno, aprovechen la nueva salida para no repetirlo y ahorrarnos la vergüenza ajena a los que tuvimos a bien estar allí.
  

Marcos Fernán Caballero


Nota: Para la redacción de este artículo he contado con la inestimable complicidad de mi buen amigo Guillermo Rodríguez

















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