Varias fueron las veces en que Carmen Polo, la esposa de Francisco Franco, visitó la Semana Santa de Málaga, sin embargo, en una de ellas, sufrió un pequeño y leve accidente, sin repercusión mediática, que con el paso del tiempo se convirtió en anécdota.
Cuentan que se encontraba viendo a la Hermandad de la Misericordia, cuando su entonces Hermano Mayor, D. Sebastián Peláez Ripoll, después del taconazo de rigor para presentarse ante ella, se inclinó hacia delante, para hacer la reverencia protocolaria, sin tener en cuenta la longitud del capirote, lo que hizo que al chocar este con la peineta que portaba, la mujer del dictador cayera en la silla que se encontraba justamente detrás.
Los militares del Régimen que participaban en el cortejo la rodearon mientras se recuperaba del susto y se recomponía la mantilla que llevaba Dña. Carmen. Sin embargo, el Hermano Mayor, se recluyó en su casa por miedo a las represalias que pudiese sufrir. Las represalias nunca se produjeron pero el susto se lo llevaría en el cuerpo con total seguridad.
Raquel Medina