Reconozco que desde que tuve conocimiento de él, el manto de los bolillos de la Virgen de los Dolores, me ha atraído especialmente. Su origen, su falta de uso e incluso el que del manto hizo la Virgen de la Esperanza, según nos relata Jesús Cabrera a través de la propia página web de la Hermandad de los Dolores.
La colección fotográfica del manto que presenta la hermandad a través de dicha página es bastante extensa, así como la descripción del cronista de la hermandad, quien describen cómo estando el manto aún en el taller de encajes San Rafael, donde se elaboró, recibió la visita de S. M. la Reina Victoria Eugenia, esposa de Alfonso XIII.
El taller de encajes San Rafael (posteriormente llamado taller central de encajes) fue fundado por la filántropa condesa de San Rafael (Elvira González de Lequerica Uriarte) en abril de 1915 e instalado en el grupo escolar de la calle Bailén, de la Cortes Española. El centro estaba dirigido por una junta de señoras presidida por Emilia Pardo Bazán, y en el se realizaban toda clase de labores de encaje, ya fueran nacionales o extranjeros, actuales o pasados.
El objetivo de la dirección era crecer lo suficiente como para poder vender por toda España e incluso América, surgiendo la idea de constituirse una junta de caballeros que actuaran como consejeros técnicos, aportando diseños y dibujos con un aire meramente español. Entre ellos estarían Benlliure, Coullaut Valera, Llorens, Mélida, Pons o el mismo Sorolla, entre otros.
El taller rápidamente causó buena sensación entre las altas esferas de la sociedad española de la época, teniendo una acogida especial en la propia corte e incorporándose finalmente en 1916 el Estado (mediante Real Decreto de 24 de marzo de 1916). Con posterioridad cambiaría su sede a la calle Argensola, donde se organizarían sendas exposiciones en 1917 y 1919.
De esta manera, tal y como nos adelanta Jesús Cabrera, la reina visitó el talle el 20 de marzo de 1916, siendo muy curiosas las instantáneas que muestran dicho momento, y en el que se aprecia la altura de la reina así como varias alumnas del taller "disimulando" que trabajaban como si nada especial estuviera ocurriendo.
La colección fotográfica del manto que presenta la hermandad a través de dicha página es bastante extensa, así como la descripción del cronista de la hermandad, quien describen cómo estando el manto aún en el taller de encajes San Rafael, donde se elaboró, recibió la visita de S. M. la Reina Victoria Eugenia, esposa de Alfonso XIII.
El taller de encajes San Rafael (posteriormente llamado taller central de encajes) fue fundado por la filántropa condesa de San Rafael (Elvira González de Lequerica Uriarte) en abril de 1915 e instalado en el grupo escolar de la calle Bailén, de la Cortes Española. El centro estaba dirigido por una junta de señoras presidida por Emilia Pardo Bazán, y en el se realizaban toda clase de labores de encaje, ya fueran nacionales o extranjeros, actuales o pasados.
El objetivo de la dirección era crecer lo suficiente como para poder vender por toda España e incluso América, surgiendo la idea de constituirse una junta de caballeros que actuaran como consejeros técnicos, aportando diseños y dibujos con un aire meramente español. Entre ellos estarían Benlliure, Coullaut Valera, Llorens, Mélida, Pons o el mismo Sorolla, entre otros.
El taller rápidamente causó buena sensación entre las altas esferas de la sociedad española de la época, teniendo una acogida especial en la propia corte e incorporándose finalmente en 1916 el Estado (mediante Real Decreto de 24 de marzo de 1916). Con posterioridad cambiaría su sede a la calle Argensola, donde se organizarían sendas exposiciones en 1917 y 1919.
De esta manera, tal y como nos adelanta Jesús Cabrera, la reina visitó el talle el 20 de marzo de 1916, siendo muy curiosas las instantáneas que muestran dicho momento, y en el que se aprecia la altura de la reina así como varias alumnas del taller "disimulando" que trabajaban como si nada especial estuviera ocurriendo.
Sin embargo la más curiosa, sin ninguna duda, es la que nos muestra a la reina junto al famoso manto de los bolillos, inconfundible aún cuando la fotografía se muestra en blanco y negro.
David Simón Pinto Sáez
