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viernes, 15 de agosto de 2014

De Historia y Vida de la Semana Santa: Entrevista a Miguel Ángel Santizo Rodríguez


Hace tan sólo unos días tuvimos conocimiento de la publicación de un nuevo libro de corte cofrade titulado “La saga de Los Santizo”, escrito por Miguel Ángel Santizo Rodríguez (con prólogo del Cardenal y Arzobispo emérito de Sevilla Monseñor Amigo Vallejo), que nos introduce en la historia de una de las labores básicas de nuestras cofradías. Y lo hace en primera persona, tanto del singular como del plural, pues es precisamente el autor uno de los miembros más activos de la familia que ha prestado su apellido a esta actividad durante cerca de un siglo, que ha colaborado con la práctica totalidad de las hermandades sevillanas y con muchas onubenses y de la provincia de ambas llevando a gala ser una de las familias imprescindibles para entender a nuestras cofradías tal y como son hoy en día.

En la actualidad prestan sus servicios a las hermandades de Bellavista, Torreblanca, San Roque, San Pablo, San Esteban, San Bernardo, El Silencio, Carretería, Soledad, La Cena, Estrella, Redención, San Benito, La Sed, Baratillo, Los Negritos, Esperanza de Triana o Gran Poder, entre otras, tanto dentro de la Semana Santa durante el resto del año a hermandades de gloria y sacramentales.


1.- Decir Santizo es identificativo directo, para muchas personas, con la actividad de encender velas de pasos y altares. Apellidarse Santizo casi lleva inherente estar vinculado a las cofradías sevillanas.

Así es. La familia realiza labores tanto de “encendido” de pasos y altares como de sacristía y acolitado desde hace más de un siglo y de ahí que todo el mundo nos conozca. Cualquier Santizo vive inmerso en el mundo de las Hermandades los 365 días del año.

2.- Incluso hay quien llega a llamar a las personas que realizan estas labores “Santizos”, con independencia de que pertenezcan a su familia. 

Que la figura de “encendedor” haya adoptado nuestro apellido es un gran honor para nosotros.

3.- El primer Santizo que ejerce como “encendedor” fue su bisabuelo, José Santizo Roldán, quien profesionalmente se encargaba de encender, a mano, las farolas del centro de la ciudad. ¿Pero cómo comienza su relación con las hermandades?

Efectivamente era empleado de la Catalana de Gas y encendía las farolas de gas. A lo anterior hay que unirle el hecho de que era sacristán en la Capilla de San José por lo que tenía conocimientos de sacristía. Alguien debió de alentarle para que aprovechase su buen pulso y se atraviese con las velas. La unión de ambas destrezas dio lugar al nacimiento de los servicios de Los Santizo.

4.- Una cuadrilla de costaleros famosa fue la de Vicente Pérez Caro -la de Puerta de Osario- (capataz quien por cierto mandó el paso de la Reina de los Mártires de la Hermandad de la Buena Muerte de Córdoba). Su familia ha tenido relación con dicha cuadrilla (trabajaron juntos) y con la propia Puerta de Osario; más concretamente a través del bar “El Colmo”. ¿Quiénes y cómo eran aquellos hombres?

La cuna de Los Santizo (primera y segunda generación) siempre fue la collación de San Román y su entorno. El domicilio clave es la calle Sánchez de Castro Nº 5. Allí nacieron y se criaron los principales artífices de esta saga. De ahí que el lugar de encuentro fuese “El Colmo” donde también paraban los costaleros de la cuadrilla de la Puerta Osario.

5.- La entrega a las hermandades les lleva no sólo a realizar las labores de “encendido” de los pasos durante sus salidas procesionales (tanto de pasión como de gloria), sino a realizar estas mismas labores durante los cultos internos así como a desarrollar otras tareas como las de sacristía y acolitado, proporcionarles todo tipo de mozos tales como aguadores, portadores de escaleras, etc. También realizan labores de transporte de enseres, montajes y desmontajes de pasos y altares, porte de insignias durante las procesiones e incluso han dado vida a la figura de muñidor de la Hermandad de la Sagrada Mortaja.

Mi bisabuelo creó como una “empresa” de servicios para las Hermandades que les resolvía todas esas necesidades que detallas y, a día de hoy, las actuales cuadrillas seguimos prestando los mismos servicios y bajo las mismas maneras de antaño conservando las tradiciones heredadas.

6.- Si no recuerdo mal incluso se han atrevido con las campanas de la propia Giralda.

Es una de las facetas más desconocidas. Para las grandes ocasiones los hermanos Álvarez Cansino, campaneros de la Giralda, recurrían a gente que supiera voltear las campanas a mano y por la vinculación a las parroquias y a las cofradías llamaban a Antonio, Juan y Manuel Santizo León (segunda generación) que eran hermanos de mi abuelo. Este último llevaba, también, a mi padre Manolo Santizo García. Él tenía asignada la esquila de la esquina del Palacio Arzobispal frente a la calle Mateos Gago. Todo esto acabó cuando se estableció el actual sistema automático en el año 1962.

7.- ¿Cuántas personas han trabajado en las diferentes cuadrillas de Los Santizo?

Se podrían contar por centenares. Hasta un máximo de 30 ó 40 personas por cofradía multiplicado por cada día de la semana santa y durante un siglo…. Hagan números.


8.- A modo de anécdota, ¿cuántas generaciones diferentes de Santizo han trabajado para una hermandad al mismo tiempo?

Lo lógico es que se solapen en el tiempo, al menos, dos generaciones consecutivas. También se ha dado el caso de tres generaciones a la vez. Yo he salido de acólito junto a mi padre y mi abuelo, por ejemplo; es decir, segunda, tercera y cuarta generación coincidimos a finales de los años 80.

9.- El compromiso de su familia con las hermandades queda de manifiesto pues habéis sido fundadores de varias hermandades sevillanas, miembros de Junta de Gobierno e incluso Hermano Mayor de alguna de ellas.

Efectivamente, nuestra presencia no se limita a lo hablado hasta las líneas anteriores. Hemos participado en los comienzos de cofradías como La Redención, La Bofetá, La Resurrección o Dolores de Torreblanca. También hemos ocupado puestos como oficial en otras como la Esperanza Macarena, Las Penas de San Vicente o la Sacramental del Sagrario. Mi padre, fue Hermano Mayor de los Dolores de Torreblanca en el periodo 1998-2006 habiendo desempeñado otros cargos anteriormente. Hace pocos días empezó una nueva legislatura en la que asumirá el cargo de diputado de cultos. Samuel Fernández Santizo, por ejemplo, también ejerce actualmente como prioste de bienes en la Hermandad Sacramental del Sagrario. Yo he sido fiscal, promotor sacramental y teniente de hermano mayor en la Hermandad de los Dolores de Torreblanca.

10.- Su bisabuelo tuvo 6 hijos y cerca de 20 nietos, la mayoría de todos ellos muy vinculados a estas tareas. Hoy en día, cuando ya se habla de la quinta generación, hay dos cuadrillas Santizo. ¿Es rivalidad o es necesidad?

Es una cuestión funcional. Aunque siempre se habla de cuadrilla Santizo; en realidad ha habido varias cuadrillas Santizos en activo. Es por organización. En la época de mi abuelo (la de la segunda generación) cada uno de los hermanos lideraba su propia cuadrilla. Eso sí todas trabajaban juntas y en paralelo. Cada una tenía su “jefe de personal” y cada una atendía a un número determinado de hermandades. Se repartían el trabajo y a los mozos de forma consensuada. De igual manera había un grupo base (seleccionado entre todas las cuadrillas) que participaba en los actos más importantes. A día de hoy ocurre igual. Están activas la cuadrilla de mi padre, Manolo Santizo García; de quien yo soy su mano derecha y en paralelo está la de mi tío Pepe Santizo García; que se apoya en sus hijos José y Sergio. De igual forma, nos repartimos el trabajo y compartimos efectivos.

11.- A Los Santizo, según cuenta en su libro, le han aplaudido en plena procesión por el trabajo bien hecho. ¿Cómo fue aquel episodio?

Un Jueves Santo en Huelva capital. Concretamente en 1991. Era el primer año que mi padre “encendía” el palio de la Virgen de los Dolores de la Hermandad de la Vera-Cruz y Oración en el Huerto. Al discurrir por la carrera oficial el público presente comenzó a aplaudir aparentemente de forma injustificada. El Alcalde y el Obispo reclamaron la presencia de mi padre y le hicieron saber que la ovación se debía a que era la primera vez que veían pasar por aquel lugar el paso “encendido” al completo.

12.- Los Santizo han estado en la mayoría de las coronaciones celebradas en Sevilla durante los siglos XX y XXI. ¿Es más responsabilidad o satisfacción?

Es una mezcla de ambas cosas. Por un lado te enorgullece ser el responsable de mantener la candelería “encendida” pero por otro recibes un “extra” de presión por aquello de ser el centro de todas las miradas. Para nosotros cada procesión es una reválida. Estamos examinándonos constantemente. Si fallamos en algo es fácilmente perceptible.

13.- Entre los enemigos que se presentan a la hora de “encender”, usted mismo ha manifestado en diversas entrevistas que está el viento, la aglomeración de público o las prisas. También cuenta una simpática anécdota vivida durante la Coronación de la Esperanza Macarena, que nos lleva a pensar que el exceso de celo en la seguridad también es un enemigo de Los Santizo, en este caso del cuerpo de acólitos. ¿Cómo fue aquella anécdota?

Sucedió en la Función Solemne que se celebró en la Catedral hispalense, allá por 1964. La cuadrilla de acólitos estaba preparada para salir al altar y el jefe de protocolo del General Franco no quiso que nadie salvo el clero participase en el acto. Una anécdota que ha quedado para la historia.

14.- A sus cuadrillas han pertenecido personas conocidas como “Peíto” o Hugo Salazar. ¿Cómo fue la relación de estas personas con sus cuadrillas y qué recuerdos guarda de ellos?

“Peito” perteneció a la cuadrilla de mi padre muchísimos años. Tuve la suerte de compartir más de una Semana Santa con él. El arte que demostró en el programa de TV “El Vagamundo” de Jesús Quintero era innato en él. Nos reíamos a carcajadas cada vez que abría la boca y no por que dejase ver su maltrecha boca y su famoso diente sino por el “age” que tenía.

Hugo Salazar salió de acólito en la Hermandad de San Roque. Aquella fue la época de tránsito de los acólitos profesionales a los acólitos hermanos. A principios de los años 90. Le da mucha alegría cuando nos vemos.


15.- ¿Cómo se producen las nuevas incorporaciones a la cuadrilla?

Aquel que está interesado acude en nuestra busca.

16.- Muchos de Los Santizo se estrenaron en las cuadrillas, en algunos casos en puestos de responsabilidad, a muy temprana edad. ¿Existía una formación expresa y previa, o estabais realmente preparados?

Los conocimientos, siempre, se han transmitido de padres a hijos y pasando por un escalafón dentro de la cuadrilla. Conforme se gana en madurez y conocimiento se va asumiendo mayor responsabilidad. El arte de “encender” se aprende en los cultos internos y cuando se gana en destreza y se está preparado se asume la responsabilidad de “encender” un paso en la calle que es mucho más complicado. Con respecto al acolitado hay que empezar por “naveta”, “incensario”, “cirial” y, por último, pertiguero; progresando dentro de esta sucesión.

17.- La historia de las mujeres Santizo es, también, preciosa. Nos describe en su libro cómo las madres, abuelas y bisabuelas de la familia han colaborado cosiendo, bordando y estando, en resumidas cuentas, para lo que hiciera falta. ¿Qué sienten las mujeres de su familia?

Viven el día a día como sus maridos, hijos o hermanos profesando el mismo amor hacia las hermandades y sus Titulares. Ha habido alguna que ha participado como acólito y figura alegórica en procesión. María del Carmen Santizo Villanueva –prima de mi padre- salió como sibila y ángel portador de las tablas de los mandamientos en la procesión del Santo Entierro en los años 50. Mi hermana Yolanda Santizo Rodríguez salió como acólito turiferario en la procesión de la Virgen de los Dolores de Torreblanca a principios de los años 90.

18.- Si disculpa mi ignorancia, nunca pensé que alguien de otra ciudad pudiera ir a “pedir trabajo”, como si de un costalero se tratara en una cuadrilla de prestigio, a la familia Santizo; por la reputación que atesora vuestro trabajo. En su libro relata cómo ha ocurrido este hecho, incluso recientemente.

Nuestro compañero Ángel Téllez, jerezano, es “encendedor” en nuestras cuadrillas gracias a que contactó conmigo a través de una famosa red social. Él ejercía en su cofradía y su ciudad natal y quería “crecer” en esta “profesión” por lo que contactó con nosotros. Gracias a ello ha visto cumplido su sueño de “encender” en Sevilla.

19.- Algunas personas defienden que una vez llegado el palio a la iglesia, hay que dejar un tiempo la candelería encendida para que el choque término no sea brusco. Otros defienden lo contrario. ¿Cómo lo hacen Los Santizo? ¿Cuándo termina el trabajo del encendedor en una procesión? 

Una vez entran los dos pasos los apagamos. Lo más fácil es apagar aplastando el pabilo con un clavel–que se amarra a la caña-. Si el paso tiene que volver a “encenderse” no se puede utilizar esta técnica por lo que lo hacemos “soplando”.

20.- Desde un punto de vista más personal ¿se disfruta durante la procesión, o por el contrario la responsabilidad y el trabajo lo impiden?

Una vez se pone el sol, el trabajo deja poco tiempo para el disfrute. Nuestros ojos se centran en buscar si alguna vela se apagó.

21.- ¿Se puede rezar y/o hablar con las imágenes durante el recorrido? ¿Da tiempo?

Es uno de los privilegios de los que gozamos. Disfrutamos de una cercanía con ellas que no está al alcance de cualquiera. Resulta muy sentimental cuando tienes que subirte al paso en plena procesión para arreglar algo, por ejemplo.

22.- ¿Se escucha rezar a las personas en las aceras mientras se enciende una candelería? ¿Qué le pide el pueblo a sus titulares?

Las plegarias son tan dispares como las personas que las lanzan. Cada uno reza a su manera. Hay quien se persigna, quien habla en la intimidad, quien reza cantando una saeta. Este Viernes de Dolores me ocurrió una anécdota muy curiosa que no había vivido antes. Una señora llevaba una plegaria escrita en un pequeño papel doblado, me pidió la pusiese a los pies del Señor de la Salud y Remedios de Bellavista y así lo hice subiéndome al paso cuando paró dejándola junto a su peana.

23.- El trabajo bien hecho siempre merece una recompensa, y en vuestro caso no podía ser menos. La familia Santizo ha recibido diferentes galardones y distinciones. ¿De cuál se siente más orgullosa su familia?

A título personal te diré que el reconocimiento con palabras tras una procesión es muy gratificante. Da sentido al esfuerzo realizado durante las horas anteriores para que la imagen luzca durante todo el recorrido.

24.- ¿Le queda algo por hacer a la familia Santizo?

Estamos al servicio de las Hermandades; de lo que ellas nos requieren.

25. -¿Qué le movió a escribir el libro?

A dignificar y exaltar la figura del “encendedor”. No se le da, en determinadas ocasiones, la importancia que tiene. De igual manera quería contar la historia de mi familia para que no quedase en el olvido. Creo que es interesante y me siento muy orgulloso del trabajo realizado. Era una asignatura pendiente desde hace muchos años.

26.- ¿Qué cualidades debe tener un buen “encendedor”?

Debe ser un apasionado por las velas y poseer cualidades como buen pulso, buena vista, mucha paciencia y nervios a prueba de bomba. Es necesario un buen maestro que te enseñe el arte de “encender” pues es algo que no se aprende en los libros. Antes que todo eso, ser cofrade y cristiano, por supuesto.

27.- ¿Le gustaría probar en alguna otra ciudad, como por ejemplo Córdoba? ¿Qué haría falta para ello?

Ya nos conocen en Sevilla capital y su provincia; de igual manera en Huelva y sus pueblos….. ¿Por qué no en Córdoba? Somos muy “jartibles”, basta con llamarnos y allí que acudimos. Me encantaría realizar mi trabajo en una ciudad en la que nunca lo he hecho.

David Simón Pinto Sáez









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