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martes, 12 de agosto de 2014

El Cachorro, trece años velando por los niños bielorrusos


La Hermandad del Cachorro sorprendió en el verano de 2001 con una iniciativa «arriesgada» en aquellos momentos al traerse hasta Sevilla a 25 niños bielorrusos que sufrían las consecuencias del desastre nuclear de Chernobyl.

Lo que parecía una aventura difícil de sacar adelante por los costes económicos, no sólo fue un éxito sino que, después de 13 años y 14 programas, es una realidad en el que participan casi una veintena de hermandades de la capital así como otras de la provincia y de otras de Andalucía.

El pasado día 7, los 18 chavales que han venido este año a las familias de acogida de la corporación del Viernes Santo ponían rumbo a sus ciudades de origen después de un verano en el que, nuevamente, han podido disfrutar de momentos extraordinarios a la par que someterse a revisiones médicas para mejorar su salud, algo fundamental en este programa.

Este grupo forma parte de los 176 niños bielorrusos que han venido a las hermandades sevillanas a través de la Confederación de Hermandades San Cirilo, que es la que aglutina a todas las corporaciones que traen a niños.

Marcos Antonio Talavera, hermano mayor del Cachorro, era en 2001 secretario primero de la hermandad que encabezaba Francisco Osorno. Y recuerda que «teníamos conocimiento de estas acogidas en distintas parroquias de Madrid, así que decidimos informarnos, viendo realmente que con un poco que se hiciera por estos niños, comida sana, respirar aire no contaminado y hacerles una serie de revisiones médicas, se podía alargar en cada estancia una media de dos años de vida».

A partir de ahí se puso en marcha toda la maquinaria de la hermandad, a través de la Bolsa de Caridad, para encontrar entre los hermanos familias de acogida y vinieron un total de 25 niños. «Es la cifra que se ha mantenido anualmente —precisa Talavera—. Es verdad que este año han sido menos, pero ello es debido a las circunstancias que vivimos, pero lo importante es que seguimos manteniendo esta acogida».




A raíz de la «aventura»del Cachorro, las hermandades hispalenses se fueron sumando a la iniciativa, de tal manera que hoy en día, y agrupadas en torno a la Confederación de Hermandades San Cirilo, de tal manera que ya son casi una veintena solo en la capital. Para el hermano mayor del Cachorro, «es fundamental que estemos aglutinados en esta confederación, ya que es la que se encarga de todos los aspectos administrativos y burocráticos».

Poder ser sometidos a revisiones médicas gracias a convenios con distintas clínicas y la Facultad de Odontología de Sevilla han servido para que la calidad de vida de los niños que desde entonces vienen desde Bielorrusia sean mejores. «Los primeros años traían muchas caries —señala el hermano mayor—. Ahora, en cambio, están mejor». No hay que olvidar la importante labor de los hermanos voluntarios en cada una de las actividades que se organizan para que estos chavales puedan disfrutar al máximo de su estancia.


Un ejemplo de solidaridad

Desde que en 2001 la Hermandad del Cachorro pusiese en marcha el programa de acogida de niños bielorrusos, las hermandades de la capital sevillana se han ido sumando paulatinamente, dando un ejemplo de solidaridad, sobre todo en unos momentos en los que la situación económica no es la mejor. Así, están inmersas en este programa Sagrada Mortaja, Gran Poder, Estrella, Amargura, Los Estudiantes, Los Panaderos, Montserrat, Soledad de San Buenaventura, Cigarreras, Montesión, Dolores del Cerro, Macarena, Santa Genoveva, San Isidoro, Baratillo, Sagrada Cena y La Paz.










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