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martes, 26 de agosto de 2014

Fernando Marmolejo: «La orfebrería está amenazada de muerte»


Reproducimos a continuación la entrevista realizada por José Cretario al maestro orfebre Fernando Marmolejo Hernández. Léanla con detenimiento porque es extraordinariamente ilustrativa de la realidad que está soportando uno de los pilares de nuestro Universo Cofrade... los artesanos.


Fernando Marmolejo Hernández nace en Sevilla el 23 de julio de 1954, hijo del insigne orfebre sevillano Fernando Marmolejo Camargo, el orfebre de Sevilla. De éste heredó no sólo sus conocimientos en el Arte de los Metales sino toda su capacidad creativa y la pasión que descarga en cada una de sus obras. Cada pieza salida de su taller se convierte en una joya inigualable cargada de maestría y sabiduría.

Alternó sus estudios elementales en el Nuevo Liceo con su aprendizaje en el taller familiar que su padre regentaba en la sevillana Plaza de Molviedro.

Graduado en Artes Aplicadas, especialidad de Orfebrería. en la Escuela de Artes Aplicadas de Sevilla. En 1970 ingresó como aprendiz en el taller de Marmolejo Camargo desempeñando a partir de 1976 el cargo de Oficial de primera.

A mediados de los años 80, Fernando dirige ya el taller, en calidad de gerente, una vez que su padre, por imposiciones de la edad y por motivos de salud, se halla apartado de la ejecución material de los encargos.

De las obras salidas durante su etapa en ‘Marmolejo Orfebres’ puede apreciarse las líneas que han caracterizado la actividad del fundador: atención extrema al dibujo, que en Fernando halla un magnífico exponente, así como ejecución primorosa e impecable.

Como curiosidad, decir que la gran última obra salida de taller -antes de su marcha para establecer el suyo propio- fue el Guión Concepcionista para la Hermandad de la Bella de Lepe. Obra original en plata de ley y marfil, con la peculiaridad de haber sido una obra en la que participó todo el clan familiar; incluso, a título póstumo, el patriarca de la saga de los Marmolejo. No en vano, la composición cuenta con una ráfaga en plata sobredorada tachonada de estrellas obra póstuma del recordado Fernando Marmolejo Camargo, realizada en sus ratos de ocio y que esperó largos años su destino definitivo.

La dilatada y reconocida trayectoria artística de Fernando Marmolejo, le lleva en el año 2003 al Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico como Maestro en el Taller de restauración de Orfebrería.



¿Es esta la peor crisis que están pasando los artistas y los artesanos?
  
Yo siempre había escuchado a mi padre decir que a veces se habían pasado tiempos malos, pero una crisis como esta, tan larga y tan profunda, no hemos conocido. Ha sido la primera vez que los talleres se han visto obligados a recortar contratos y a prescindir de personal, porque no hay faena ni trabajo. Hay talleres grandes que se han quedado como mucho con una tercera parte de la plantilla.
  
Dice usted que hubo otras crisis...
  
En los años 60 y 70 se pasaron unas crisis también muy malas, cuando la carestía de los metales, los jornales... Mi padre siempre decía lo mismo, que gracias a las hermandades estamos vivos.
  
Personalmente cómo lo lleva
  
Por las circunstancias en las que me llegó,  mi taller no es grande. Contrato solo a dos personas.
  
¿Y la recuperación de la que hablan?
  
Nuestro sector tardó algo más que el resto en entrar en esta depresión. Pero ahora no hay ambiente. Ni siquiera en estos meses antes del verano, que era cuando se hacían los encargos para el año que viene. Es angustioso ver como no cuajan los presupuestos que te piden.
  
¿Hay algo de pose en esta falta de encargos?
  
La imagen hay que cuidarla. Nosotros creamos un producto caro que algunos lo consideran un lujo prescindible. Como sigamos prescindiendo, yo no sé qué va a ser de nosotros. El sector nuestro, la orfebrería, que estaba vivo y muy vivo ahora está amenazado de muerte.

¿Pero tan dramático es todo?
  
No hay aprendices. Con la crisis han desaparecido de los talleres muchos oficiales, personas de 50 años o así, que eran las transmisoras del oficio y que ya se han jubilado. No hay repuesto.

Consta que se siguen pidiendo proyectos, bocetos...
  
Se pierde mucho tiempo en hacer un presupuesto porque hay que ajustarlo todo debido a la enorme competencia. Y además también hay que hacer el dibujo. ¿Cuánto vale hacer un presupuesto? Un proyecto debería tener un precio. Yo he entregado varios presupuestos y ni siquiera me han llamado para darme las gracias. Ahora se lleva hacer «el paseíllo», pasear los dibujos para arriba y para abajo...

Y una solución no sería buscar nuevos mercados.
  
Claro. Lo que hacemos no se hace en ninguna parte del mundo. Estamos abandonados. Necesitaríamos de algún ente que nos ayudara en este sentido._Los países árabes son una mina.  A Catar se ha ido una amiga mía de Granada que hace mantillas y, para que te cuento. Se las quitan de las manos. Pero cuesta el dinero instalarse allí.
  
Usted habla de apoyo institucional.

Sí, que nos echaran un cable para abrirnos otros caminos. Los talleres no tenemos departamentos de negocios internacionales. Eso es lo que nos haría falta a todos los artistas. Y reitero, nuestros oficios por lo general han desaparecido de otros puntos de España. Solo se mantienen vivos aquí. Eso es muy importante.
  
En Sevilla no, pero en Cádiz han limitado el gasto en patrimonio.
  
Ponerle puertas al campo complica más la situación. Echo de menos el diálogo y unas asociaciones importantes que ayuden a solucionar estos problemas. Antes estaba el gremio de todos los artesanos; ahora solo existe el de joyeros, relojeros y orfebres. Pero deberíamos tener un organismo que nos agrupara a todas las artes suntuarias , bordadores, tallistas, doradores...

Cuando llega el mes de agosto muchos recordamos las copas del Trofeo Ciudad de Sevilla que hacía su padre...
  
Tengo en el taller precisamente dos de ellos, del Betis, que estoy restaurando. Son preciosos...
  
Si tuviera que elegir las mejores piezas de orfebrería de la historia..

Las cosas que hay en la Catedral son increibles. La corona de la Esperanza Macarena, que tiene 102 años, todavía no se ha superado, ni en concepto ni en elegancia, y mira que se han hecho coronas.  El paso de Pasión del maestro de mi padre, Cayetano González, es también maravilloso. 
  
Usted, como su padre, también le ha trabajado a la Macarena

Hice la mesa de altar. Se lo pedí a Joaquín Sainz de la Maza cuando era hermano mayor; mi padre ya se había retirado de la primera fila y yo le dije, Joaquín, que yo también quiero hacer algo aquí. Y también le hice la peana esa que me salió tan bonita, que simula una blonda, que fue la que tuvo la Virgen en el besamanos del Sagrario.











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